El Premio Nacional de Literatura Aquileo J. Echeverría 2024 en la categoría de cuento fue otorgado a Carlos Regueyra Bonilla por su obra Yeso. Este es un libro que recopila 11 cuentos que relatan historias relacionadas con pasajes históricos de Costa Rica, interacciones actuales entre personas jóvenes y explora diversos universos narrativos y voces en primera y tercera persona.
Las obras recopiladas dentro de Yeso son: “Recuerdo de guerra”; “Zuxian”; “Señales”; “Piques”; “El Relato”; “Tiemblen, malditos”; “Rothko Chapel”; “Pequeña escala”; “Altas horas”; “Vida útil” y “San Francisco de Térraba”.
Los textos dialogan con elementos de la autoficción, la actualidad, la historia y el lenguaje popular costarricense. Cada cuento tiene un universo literario propio, dando a cada historia su propia atmósfera y dimensión.
Por ejemplo, el cuento “Piques” utiliza costarriqueñismos en su redacción, no tiene signos de puntuación y relata hechos actuales relacionados con las carreras callejeras de vehículos. Por su parte, Zuxian, con una escritura más formal y en tercera persona, utiliza elementos históricos de la Costa Rica de la década de 1870 y la migración china al país, cuando la oligarquía cafetalera era el pilar de la economía.
Carlos Regueyra es bachiller en Filología Española, graduado en la Universidad de Costa Rica. El libro Yeso lo publicó con la Editorial de la Universidad Estatal a Distancia (Euned) en el año 2023. En ese mismo año, y por la misma obra, fue laureado con el Premio Nacional de Narrativa Alberto Cañas 2023. El trabajo literario está disponible para su compra en la página web de la Euned en formato físico.
También ganó el Premio Joven Creación en el 2016 por la novela Seis tiros. Del 2015 al 2019 produjo el programa de radio El Placer del Texto, dedicado a la difusión de la literatura costarricense contemporánea.
UNIVERSIDAD conversó con Regueyra sobre su sentir al ser premiado con este reconocimiento y el proceso creativo para dialogar con elementos históricos, de actualidad, autoficción y del lenguaje popular costarricense en sus textos. A continuación, se presenta un extracto de la entrevista.
¿Qué significa para usted ser el ganador del Premio Nacional de Literatura Aquileo J. Echeverría 2024 en la categoría de Cuento?
—Por un lado, ganar un premio es una buena noticia, porque significa que un grupo de personas leyó el libro y le gustó. Recibir comentarios sobre lo que uno hace siempre se agradece. Por otro lado, en un contexto donde el trabajo cultural está precarizado y es muy difícil dedicarse al quehacer artístico y literario, la dotación económica que implica este premio es un aliciente para continuar escribiendo.
En el cuento “Zuxian” se utilizan elementos históricos de la llegada de personas chinas a Costa Rica y el dominio de la oligarquía cafetalera en el país en la década de 1870. En “Señales” y “Piques” se muestran relatos con historias que brindan referencias a la actualidad, ¿cómo se da el proceso creativo y de motivación para crear ese diálogo entre elementos históricos, de la actualidad y de la autoficción para desarrollar estos cuentos?
—El proceso creativo de cada relato es independiente. Entonces, de primera entrada, se me ocurre que ese diálogo entre historia y actualidad es el resultado de agrupar cuentos diversos en un mismo volumen: unos son históricos, otros son más actuales y al ponerlos juntos se produce un efecto que no estaba planeado al momento de escribir cada relato. Pero, luego, si lo pienso mejor, estoy convencido de que la historia no es un cúmulo de datos acerca del pasado, sino que eso que llamamos historia, eso que llamamos pasado, cohabita y conforma el presente, conforma lo que somos, el lenguaje que hablamos, la manera en que miramos el entorno y nos relacionamos con los seres y las cosas. Estoy aquí y me dedico a esto gracias a una combinación de azares y voluntades en las que estuvieron involucradas generaciones y generaciones que me antecedieron. Esto me interesa muchísimo y marca mi manera de entender el mundo, en general, y la escritura en particular.
En “El relato” y “Piques” se hace uso del lenguaje popular costarricense y el primer cuento relata la historia en primera persona, mientras que el segundo se narra sin signos de puntuación. En “Zuxian” se redacta el cuento en tercera persona y con un lenguaje formal. ¿Cómo se toman las decisiones artísticas, y de licencia literaria, de utilizar diferentes voces y tiempos narrativos en cada cuento, dándole su dimensión propia?
—Cada relato tiene su propia textura. No hay una manera general de tomar decisiones para todos los textos, sino una manera de enfrascarme con cada uno, según sus particularidades. Los relatos a veces parten de una imagen, de una anécdota, de un tema, pero es hasta que encuentran su forma que puedo ponerme a escribirlos realmente. Me refiero al tono, al lenguaje, a la estructura. Siempre son experimentos. A veces tengo que descartarlos, volver a escribirlos de otra manera, jugar con sus posibilidades. Esto es resultado de las lecturas acumuladas, de algo que podría llamar un estudio sistemático de la narrativa breve y de los caminos que otros ya han recorrido, pero también de una voluntad lúdica, de probar, jugar, experimentar y fallar. Después, por lo general le doy a leer los resultados a personas en cuyos criterios confío, y ellas aportan ideas y matices valiosos. A veces les hago caso.
Como egresado de la UCR y al publicar este libro con la editorial de la UNED, ¿qué tan importante es para usted contar con recursos desde las universidades públicas para mostrar obras artísticas y culturales?
—Las universidades públicas tienen un rol muy importante en la sociedad y es vital que cuenten con recursos para desarrollar el amplio espectro de funciones que desempeñan. A mí, como escritor, me interesa que haya recursos para publicar literatura, pero también me interesa que los haya para investigación científica, para acción social, para becas, para el sostenimiento de medios de comunicación veraces, independientes y de calidad. Todo ello redunda en beneficios para la colectividad que habita el territorio, y en un contexto en el que los recursos para las universidades públicas están en permanente amenaza, es fundamental reafirmar la enorme relevancia que tienen.
