A más de 340 kilómetros del Valle Central, en un rincón de Altamira de Biolley (Buenos Aires de Puntarenas) suenan tambores y maracas dedicadas al sol, en un evento que trata de exaltar las raíces indígenas del pueblo costarricense. Es el “Festival del Sol” en Costa Rica, que ya tiene 16 años de festejarse en los primeros meses del año.
Francischo ‘Pancho’ Quesada, un artista, ambientalista y científico oriundo de esta zona es el encargado de organizarlo. Para llegar al evento, en una tierra propiedad de Quesada con más de seis hectáreas, desde San José, se tiene que conducir por más de seis horas, pasar por ríos y subir cerros.
Anualmente llegan más de 300 personas y dura 24 horas sin pausas. El objetivo es reconectarse con uno mismo y con la tierra. “Promovemos el mensaje de que hay otra forma de vivir. (La vida) no solo es licor, televisión, fútbol. El objetivo es romper ese círculo”, expresó el organizador.
UNIVERSIDAD viajó a Puntarenas para ser parte de la última edición del Festival del Sol y retratar la forma de convivencia de esta enigmática festividad.