Cultura Arnoldo Mora, Premio Omar Dengo 2019

“En Costa Rica ya no hay Constitución Política, sino acuerdos con el FMI”

El galardonado historiador asegura que, “para la minoría dominante y sus intereses de clase, la educación y la cultura en general son algo superfluo; mientras que, para una conciencia lúcida y honrada, son un instrumento liberador y dignificante”.

En medio de las protestas, toma de edificio y los nublados que envolvían a la Universidad Nacional (UNA) a mediados y finales de octubre, se anunció que el Premio Omar Dengo, le era otorgado a Arnoldo Mora Rodríguez, gran historiador de las ideas filosóficas del país en los últimos 50 años.

El pensador, nacido en Palmares, en 1937, realizó a lo largo de su vida académica un gran aporte, tanto en la UNA como en la Universidad de Costa Rica (UCR), como profesor de filosofía, labor que complementó con su gran activismo a favor de las causas sociales de Nuestra América, como la llamó José Martí.

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“…La ideología dominante reduce todo, incluso el libro y la cultura, a una mercancía que se vende y se compra”

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El premio destaca el conjunto de su obra escrita, en la que se registran un amplio repertorio de libros publicados con títulos como: La identidad nacional en la filosofía costarricense (1997), Perspectivas filosóficas del Hombre (1990), Historia del pensamiento costarricense (1992), Los orígenes del pensamiento socialista en Costa Rica (1988), Las fuentes del cristianismo social en Costa Rica (1989), Perspectivas filosóficas del Hombre (1990), Historia del pensamiento costarricense (1992), La identidad nacional en la filosofía costarricense (1997), La identidad de nuestra América (2001), La filosofía latinoamericana (2006) y El arielismo: de Rodó a García Monge (2008), El ideario de don Joaquín García Monge (2017, tercera edición) y La Filosofía costarricense en la segunda mitad del siglo XX.

Para este ex sacerdote, exministro de Cultura (1990-1994), miembro de la Real Academia Costarricense de la Lengua, doctor en filosofía por la Universidad Católica de Lovaina, Bélgica, Premio Joaquín García Monge en 2015, y estudioso de filósofos como Hegel, Kant, Heidegger, Martí, Rodó y Leopoldo Zea y Carlos Marx, el país vive horas graves con un Partido Acción Ciudadana (PAC) que es “el mayor engaño que ha sufrido el pueblo costarricense en tiempos recientes” y con un gobierno entregado por completo a la ideología neoliberal y a las pautas que desde Washington dicta el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Omar Dengo (1888-1928) se destacó como educador, periodista y activista social y fue declarado Benemérito de la Patria. (Internet)

El filósofo vivo más importante de Costa Rica, siempre en lucha en pro de la igualdad de los pueblos, y quien en los tiempos convulsos de los años ochentas y noventas puso en riesgo su seguridad y la de su familia por apoyar las causas de los salvadoreños, labor que luego le fue reconocida, en 2011, cuando le entregaron la orden de Gran Collar José Simeón Cañas, también, fue un claro activista en pro de la causa de los chilenos que sufrieron la dictadura de Augusto Pinochet.

Con motivo de su premio, Mora, de 82 años, conversó con UNIVERSIDAD, y destacó la importancia de fomentar las bases de una educación crítica y sólida, como la que a comienzos del siglo XX impulsara Omar Dengo desde diferentes trincheras, entre ellas, la Escuela Normal de Heredia.

Don Arnoldo, ¿qué representa el que le hayan otorgado el Premio Omar Dengo?

— Es, ante todo, un honor para mi familia y, en particular, para mi persona, pues se premia no una obra sino una trayectoria; lo veo como el reconocimiento, por parte de la comunidad académica, de mi obra, no solo escrita y de investigación, sino también como docente en mi especialidad, que es la historia de las ideas, en especial, de Costa Rica.

En estos momentos difíciles que vive el país, ¿qué relevancia tiene recordar y traer al presente los aportes que como ciudadano y educador realizó Omar Dengo?

— Los pueblos que no tienen memoria del pasado, tampoco tienen ideales para el futuro ni motivos para luchar en el presente. Los grandes maestros, que han forjado nuestra identidad, siguen tan vigentes ayer como hoy y mañana, pues las ideas no mueren; mueren las personas como individuos, pero las ideas pertenecen a la comunidad, son su alma y su corazón, porque expresan su razón de ser. En momentos de crisis, las ideas son faro y luz, guía e inspiración, estrellas luminosas en la noche de la crisis.

En su opinión, las universidades estatales, me refiero a la Universidad Nacional y a la Universidad de Costa Rica, están cumpliendo con su labor de elevar el pensamiento crítico o sufren un retroceso?

— Son lo que Rodrigo Facio llamaba “la conciencia lúcida de la sociedad”. La función de la universidad pública consiste, no solo en trasmitir el conocimiento mediante la enseñanza a las nuevas generaciones y enriquecer el acervo del saber gracias a la investigación, sino ser críticos y propositivos, frente a los embates de una oligarquía decadente y a los intereses geopolíticos imperiales, que representan el mayor peligro para nuestros pueblos. Las universidades públicas son un bastión de nuestra democracia y encarnan sus mejores valores expresados en el Estado Social de Derecho, que hoy se ve seriamente amenazado por la ideología neoliberal.

Arnoldo Mora Rodríguez es un ferviente admirador de Joaquín García Monge. (Internet), de quien ha escrito artículos y este libro que recoge su ideario.

En su condición de filósofo, ¿qué está pasando con el pensamiento crítico costarricense?

— De eso trata mi más reciente ensayo, publicado por la Euned, ya que versa sobre la madurez de la filosofía costarricense en el último cuarto del siglo pasado. La función de la filosofía costarricense es hoy muy dinámica, pues busca emancipar los valores éticos de una anquilosada tradición religiosa, con el fin de ponerlos al servicio de la racionalidad humanista, eso se ve en la posición asumida por la mayoría de los filósofos y de las filósofas en defensa de las minorías, en defensa del matrimonio igualitario, de la fecundación in vitro, etc.

¿La superficialidad de las redes sociales está llevando a la ciudadanía al naufragio colectivo?

— Es una pena que los grandes avances de la ciencia y de la tecnología, históricamente, hayan servido en primer lugar para impulsar el lado peor del ser humano. Eso lo hemos visto con el descubrimiento de la energía nuclear, que ha servido para poner a la humanidad al borde de la extinción con la construcción de ojivas nucleares capaces de acabar con toda forma de vida en el planeta. La tecnología para incrementar la comunicación es una de las grandes revoluciones del tiempo actual. Debe servir para intercambiar ideas y no para insultar, difamar  y agredir verbalmente a quienes no piensan como uno, lo cual constituye otra forma de violencia, pues como decía el filósofo Teodoro Adorno “el fascismo comienza por ser un discurso”.

Así, se propagan las falsas noticias, la forma más detestable de la ideología de los sectores dominantes que se han rebajado al nivel del lumpen. La prensa honrada y patriótica, como son la mayoría de los ciudadanos, debe hacerse sentir a fin de combatir la lumpenización del lenguaje.

El Estado de la Educación no deja de encender alarmas sobre las débiles bases de la educación costarricense, lo que a su vez repercute en que lleguen estudiantes a la universidad con una muy pobre capacidad analítica. En ese sentido, ¿qué debe hacerse para corregir este rumbo?

— El Ministerio de Educación, los gremios de docentes, las universidades, deben insistir y conculcar a los maestros y profesores que la docencia es una vocación y no solamente una profesión. Debemos inculcar mística de la educación, inspirados en el ejemplo y pensamiento de los grande maestros humanistas de Costa Rica, como fueron Omar Dengo, Joaquín García Monge y Roberto Brenes Mesén. La educación es, ante todo, tarea de los hogares y de los docentes, pero lo es, igualmente, responsabilidad de toda la comunidad.

¿Cómo analiza el rumbo que se le ha impreso a la cultura costarricense en los cinco años que lleva el Partido Acción Ciudadana en el poder?

— El PAC es lo mismo que los partidos tradicionales, ha sido el mayor engaño que ha sufrido el pueblo costarricense en tiempos recientes. En Costa Rica ya no hay Constitución Política, sino acuerdos con el FMI; el único programa que tiene este gobierno es ingresar a la OCDE aunque para eso deba atropellar el mayor logro de nuestra historia como es la creación del Estado Social de Derecho. En política exterior, hemos hecho el ridículo ante la opinión pública mundial, al ponernos de rodillas ante las exigencias del emperador de turno. Frente a esa ominosa realidad, solo cabe pasar de la democracia representativa a la participativa y directa. Eso se logrará con el despertar de las grandes masas, como está pasando en Ecuador y Chile, lo cual solo se logra cuando se da una alianza estratégica entre las clases populares y los sectores medios hoy depauperados por las políticas neoliberales.

¿Qué opinión le merece el que Costa Rica siga sin una política nacional del libro y que carezca de una política de fomento a la lectura?

— Esa lacra se debe a que la ideología dominante reduce todo, incluso el libro y la cultura, a una mercancía que se vende y se compra como un vulgar fetiche. Para la minoría dominante y sus intereses de clase, la educación y la cultura en general son algo superfluo; mientras que, para una conciencia lúcida y honrada, son un instrumento liberador y dignificante, pues la cultura expresa las identidades de los pueblos y su creatividad, tanto en las artes como en las ciencias naturales y sociales y los saberes humanísticos. Es por eso que debemos elaborar una política en el ámbito cultural y educativo que contribuya a su plena liberación, como propone Pablo Freire.

La historia de las ideas filosóficas en Costa Rica le debe mucho a Arnoldo Mora Rodríguez. (Euned).

¿Cómo analiza la situación política y económica que vive Costa Rica?

— Estamos en la peor crisis desde la década de los cuarentas. Los partidos políticos tradicionales y el gobierno actual me recuerdan los nefastos días del gobierno profascista de León Cortés que, según el decir del pueblo, era “león para los pobres, pero cortés para los ricos”.  Pero el pueblo comienza a despertar, guardo la esperanza de que los sectores medios, los grandes beneficiados con las reformas del 43 y del 48-49 y hoy seriamente amenazados por la voracidad de minorías cada vez más pequeñas de oligarcas criollos coligados con los  intereses de los monopolios trasnacionales, comprendan que su único futuro está en hacer alianzas, tanto tácticas como estratégicas, con las clases populares y, así, profundizar las reformas sociales de tinte socialcristiano y socialdemócrata de la década de los cuarentas, adaptadas a las realidades del siglo XXI.

¿De qué manera se puede hacer frente a las políticas neoliberales que prevalecen en el país?

— Formando, como ya lo he dicho y ahora insisto, una alianza no simplemente coyuntural entre los sectores medios, que incluya a campesinos pequeños y medianos, sectores urbanos y a las clases populares, en donde la clase popular da la fuerza de las masas y los sectores medios sus ideas y su organización. Considero que la creación de un frente político único, con base en un programa mínimo, es, en estas circunstancias, lo único que puede salvar a la Patria de Juanito Mora y Joaquín García Monge. El día que logremos dar ese paso trascendental, en nuestra historia, Costa Rica habrá conseguido su definitiva independencia.

Le otorgan el Omar Dengo, pero en un sector de la intelectualidad nacional lo que se percibe es que usted merece desde hace rato el Premio Magón, ¿cree que todavía no se lo han dado por su espíritu crítico con la cultura oficial?

— Me conmueven profundamente los que así piensan. Siempre he dicho que, en el otoño de mi vida, uno de mis mayores anhelos es poder estar a la altura de la generosidad de mis amigos. ¡Mil gracias!


 

 

 

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