“Cuando pones la proa visionaria hacia una estrella y tiendes el ala hacia tal excelsitud inasible, afanoso de perfección y rebelde a la mediocridad, llevas en ti el resorte misterioso de un ideal. Es ascua sagrada, capaz de templarte para grandes acciones. Custódiala; si la dejas apagar no se reenciende jamás”.
El hombre mediocre, de José Ingenieros, es una defensa a ultranza del idealismo, de buscar las altas estrellas que alumbran el espíritu humano: ese fue el afán que durante 39 años mantuvo a fuego lento Joaquín García Monge con Repertorio Americano, esa revista que se convirtió en trinchera de los grandes intelectuales hispanoamericanos durante la primera mitad del siglo XX.
“Un siglo de Repertorio Americano” es la exposición que se encuentra abierta en la Biblioteca Nacional y que permanecerá disponible al público hasta el 30 de setiembre.
Inspirado por El Repertorio Americano de Andrés Bello, García Monge hizo patria grande desde su revista, que no negaba ya en el nombre la admiración y el camino que le marcaba el ejemplar pensador chileno.
Un 1° de setiembre de 1919 se publicó por primera vez Repertorio Americano, en la que escribirían las mejores plumas de su época, desde Miguel de Unamuno hasta ilustres latinoamericanos como Gabriela Mistral y Pablo Neruda.
Para entender la altura, los objetivos y la grandeza que rodeo a la revista de García Monge, quien hacía de editor, de distribuidor y es probable que incluso gestionara los anuncios que aparecían en la publicación, hay que escuchar las palabras de filósofo nacional, exministro de Cultura y excatedrático de la Universidad de Costa Rica (UCR) y Universidad Nacional (UNA), Arnoldo Mora.
“El acontecimiento más significativo de su vida se dará el 1° de setiembre de 1919 con la aparición de la obra que, por sí sola, hará de don Joaquín García Monge la figura más significativa de nuestra cultura: el Repertorio Americano. Este constituyó una evocación y continuación del que fundara Andrés Bello un siglo atrás en Londres y con idénticos objetivos: mantener vivo el espíritu del panamericanismo a través de la forma más elevada de la cultura, la lengua”.
“Pero Repertorio Americano será algo más. Será ventana abierta al mundo, ojo crítico y testigo comprometido con los acontecimientos políticos y culturales más relevantes de su época, la conciencia viva de los más elevados valores humanos y la voz de denuncia más limpia y audaz de la primera mitad de nuestro siglo”, agregó Mora.
La exposición recoge parte de ese excelso espíritu con que García Monge mes a mes publicaba su revista, la que enviaba a suscriptores que muchas veces no pagaban, pese a lo cual nunca pensó siquiera en dejar de editarla.
Y es que García Monge, siguiendo esa estela de idealismo de hacer la patria grande a partir de la cultura y las letras, llenó incluso vacíos como la ausencia de una universidad en Costa Rica en la primera mitad del siglo XX.
“El pensamiento, la obra literaria y, sobre todo, la divulgación cultural ejercida por don Joaquín a través de su editorial y de la revista Repertorio Americano, se convertirían de hecho en la universidad que Costa Rica no tuvo durante la primera mitad de nuestro siglo y que tanto necesitaba nuestro pueblo para su propio desarrollo material y cultural. Por solo este hecho don Joaquín merece un lugar único en la historia cultural de nuestro país”, recuerda Mora en su libro El ideario de Joaquín García Monge.