La idea es llevar espectáculos artísticos producidos por la UCR a diversas comunidades y, al mismo tiempo, ofrecer un espacio a artistas locales para que muestren su trabajo en igualdad de condiciones.
La materialización de esa idea es un recurso que será único en Centroamérica y el Caribe: un bus transformado para poder convertirse en un escenario con sus propias luces, sonido y fuente de poder.
Roxana Ávila, directora del proyecto y docente de la Escuela de Artes Dramáticas, explicó que la filosofía del bus es un poco como la trashumancia, “la idea no es que la UCR solamente gire llevándole el arte a las comunidades, sino que hacemos trueques culturales, llevamos algo de la Universidad y la comunidad presenta en el mismo escenario con las mismas condiciones a la señora que canta, al que toca guitarra u ofrece retahílas”.
Ello, según dijo, se espera que sirva para crear una relación de equidad, pues no se tratará solamente de una entrega proveniente de la ciudad.
Añadió que las giras se organizarán en conjunto con las diferentes sedes y recintos de la UCR, con el fin de conocer qué grupos artísticos pueden ser convocados en cada región y se coordinen fechas.
“No se trata de viajar con seis camiones y el bus, sino de que sea lo más cercano a un carromato medieval a partir de espectáculos que no impliquen grandes dificultades, sino que se adapten a las posibilidades del bus”, afirmó.
“La acción social -aseveró- tiene que verse como un espacio para activar a las comunidades, no solamente para visibilizar la actividad que hace la UCR. Este proyecto une ambas cosas, visibiliza lo que se produce en la UCR, pero no desde un punto de vista jerárquico viendo hacia abajo, sino yendo a una comunidad y diciendo somos iguales, porque actuamos en el mismo escenario”.
La primera y de momento única gira programada del Bus de las Artes se realizará en marzo hacia el Recinto de Golfito, próximo a convertirse en sede. Esa primera experiencia llevará de gira la obra La Bandada, un musical con explícito mensaje contra la discriminación producido en la UCR, bajo la dirección de la misma Ávila, que fue estrenado a inicios de setiembre.
Herramienta sin límites
Se trata de un autobús modificado, para que su parte trasera se convierta en un escenario de 6×6 metros, luego de que las paredes a los costados se colocan en posición horizontal. El techo se puede levantar hasta poco más de cuatro metros de altura. En la parte delantera hay espacio para quince personas, además del chofer.
Por supuesto que todo ello implica una enorme tarea de diseño y modificación de un bus normal, aportado por la Sección de Transportes. El diseño corrió por cuenta de Mariela Richmond y Federico Chaves, mientras que la obra de transformación corrió por cuenta de la empresa Tainsa, adjudicada a través de un cartel de licitación.
Ávila relató que la concepción original de un proyecto que lleve arte a las comunidades fue de la anterior Vicerrectora de Acción Social, Marjorie Jiménez, a quien el director de Artes Dramáticas, Juan Carlos Calderón, le recomendó continuar con Ávila.
Otro elemento importante es toda la logística implicada en el funcionamiento del bus y el despliegue del escenario y todas sus partes.
Allí es donde entra la ingeniera y actriz Ivonne Rosales, quien funge como asistente de Ávila y, al igual que lo hizo en su tesis de licenciatura, prepara los manuales de funcionamiento.
“Lo que hago -explicó- es combinar aspectos de la ingeniería civil con aspectos de la técnica teatral, y exploro el concepto de dirección técnica, que en el Teatro Nacional y en otros países está ya arraigado”.
Subrayó que el bus no puede adaptarse a cualquier montaje, sino que debe darse un convenio con el director o directora de cada uno para decidir cuáles son las necesidades y cómo se pueden adecuar a este nuevo espacio.
Informó que en el diseño de los manuales, lo que propone es un perfil de dirección técnica para que en el futuro quien aproveche el bus y lo lleve de gira entienda cómo funciona todo.
