Cultura Vladimir de la Cruz, historiador

“El Archivo Nacional forma parte del ideario republicano”

El ataque a instituciones culturales es una manera de socavar los valores identitarios y patrióticos con fines ideológicos, en un contexto en el que la cultura busca destruirse de manera silenciosa.

El Archivo, la Biblioteca y el Museo Nacional constituyen un legado imborrable del ideario republicano de la Costa Rica de finales del siglo XIX y lo que hoy ocurre con estas instituciones es un crimen contra la cultura en general, considera el historiador y catedrático Vladimir de la Cruz.

El Archivo Nacional podría dejar de operar a final de año si se mantiene la limitación presupuestaria establecida por el Gobierno. (Foto: Kattya Alvarado).

Para el también escritor, autor de Historia General de Costa Rica, el querer atribuir los recortes en el sector cultural para fortalecer la seguridad nacional es un chantaje inadmisible con el que hoy juega el Gobierno del presidente Rodrigo Chaves.

En ese sentido, estima que no se puede atacar el ideario que representan las tres instituciones mencionadas, porque en ellas se fortalece y descansa gran parte de la identidad nacional que se tiene como país.

“El Archivo Nacional mantiene en su custodia los documentos más importantes desde la época colonial, posteriormente los del período de independencia y de los distintos gobiernos hasta el día de hoy”, Vladimir de la Cruz.

Al mismo tiempo, de la Cruz expresó que es muy peligroso que se quiera destruir ese legado y esa identidad, porque de esa forma la nación queda a expensas de las corrientes políticas e ideológicas y de los acontecimientos que puedan darse en los próximos meses y años.

Creado en 1881, el Archivo Nacional guarda gran parte de la memoria histórica de Costa Rica, al tener en resguardo documentos de la colonia, de la independencia y luego de la vida republicana.

Le correspondió a Salvador Lara, quien en ese entonces ejercía el poder, dictar el decreto XXV del 23 de julio de 1881 con el que se establecían los Archivos Nacionales, como refiere Carlos Meléndez en el libro que alude la fundación de dicha institución, que en 1966 pasaría a llamarse Archivo Nacional, tal y como se le conoce hoy.

“La creación de los Archivos Nacionales significó un gran esfuerzo, tanto de centralización como de ordenamiento documental. La enorme tarea fue puesta en manos del jurisconsulto guatemalteco Rafael Machado Jáuregui por muy breve lapso, pues muy pronto asumió dichas funciones el licenciado don León Fernández, de nuevo el verdadero motor de la naciente institución”, explicaba en el referido texto Meléndez.

Por tal motivo, poner en la actualidad en duda el desarrollo y funcionamiento del Archivo Nacional atenta contra la concepción de país que se empezó a gestar desde los primeros días de la independencia.

El Archivo custodia documentos de diferente índole, entre ellos los concernientes a instituciones como lo fue el ya desaparecido Banco Anglo (Foto: Miriet Ábrego).

Set Durán, el hoy exdirector del Archivo, advertía, en un documento enviado al viceministro de Cultura Alexander Castro Mena, que la situación se tornaba sumamente delicada ante los recortes presupuestarios que, de continuar, no garantizaban la realización plena de funciones para finales de año.

La respuesta de la ministra de Cultura, Nayuribe Guadamuz, fue la destitución de Durán, mientras tanto, los nublados del día se posan sobre la suerte que correrá el Archivo en los próximos meses.

En ese documento, Durán sostenía: “El suscrito, como jerarca de la institución, se encuentra sumamente preocupado por la rebaja realizada con respecto al límite de gasto presupuestario del año 2024, rebajo con igualdad de condiciones al año 2023 y el cual se ha mantenido el presupuesto institucional deficitario al día de hoy, e imposibilita el pago de responsabilidades contractuales y servicios públicos para el último trimestre del presente año, y que afectan la venta de servicios que le generan al erario costarricense cerca de ₡800.000.000”.

El recorte presupuestario al que hace referencia Durán indicaba que el Archivo tendría como límite de gasto un total de ₡2.777 millones, el cual, reiteraba el exdirector, no eran recursos suficientes para la operatividad durante todo el año.

En el citado documento, queda más que clara la situación precaria en que entrará el Archivo de continuar con las políticas gubernamentales.

“El límite de gasto presupuestario para el año 2024, comunicado por el monto de ₡2.777.306.609,41 desprotege partidas presupuestarias sensibles, específicamente, a nivel de venta de servicios y atención al público, por lo que muy respetuosamente y atendiendo lo establecido en la Ley General de Control Interno, me permito trasladarle el riesgo como oficial mayor de la cartera, ya que el anteproyecto de presupuesto que será presentado el próximo 19 de mayo, según las indicaciones giradas, no es suficiente para atender las necesidades más esenciales del Archivo Nacional, y esta situación puede materializarse en un cierre temporal de los servicios que se brindan a la ciudadanía y un detrimento de la recaudación en venta servicios para la Hacienda Pública”.

Ante consulta del Semanario UNIVERSIDAD, Durán expresó que lo ocurrido con su destitución es una falta total de comunicación por parte de la ministra de Cultura y ausencia de maneras para manejar la situación.

“Lo que está pasando es desconocimiento del marco jurídico, falta de tacto político y un correcto manejo de la comunicación entre las personas que integran el equipo de confianza. Y todo viene desde arriba”, dijo.

También explicó que, en relación con el Archivo Nacional, falta sensibilización para que los ciudadanos entiendan el valor que tiene esta institución para el país.

Sobre el manejo general que se está dando en el Ministerio de Cultura, en el que ha habido numerosos cambios entre los funcionarios de confianza y las adscritas, nombrados a comienzos de la gestión, aseveró que ello solo demuestra una situación: “Un pésimo manejo de la cartera”.

Chantaje inadmisible

Con la experiencia que lo respalda como profesor universitario, exembajador y un estudioso continuo de la realidad nacional, de la Cruz sostuvo que es inaceptable desde todo punto de vista lo que ocurre con el Archivo Nacional y el Centro Nacional de la Música, dos de las adscritas que la pasada semana se quedaron sin directores y a las que se les recortará presupuesto.

“Quitarle presupuesto al Archivo Nacional para dárselo a seguridad es un chantaje horroroso que está haciendo este Gobierno con los sectores culturales, que de una u otra manera no protestarían porque la seguridad requiere apoyo económico. Pero quitarle recursos a las instituciones culturales del país, destruir la cultura, a tal punto que se puede hacer desaparecer como identidad nacional es peligroso, porque más fácilmente seremos presa de cualquier circunstancia externa, incluso de las propias mafias que se quieren combatir”.

El juego de recortes y las amenazas que se ciernen sobre las instituciones culturales involucradas atenta contra la seguridad ciudadana, la identidad nacional y la seguridad de Costa Rica en toda su dimensión, reflexiona de la Cruz.

“Lo que se está haciendo con el Archivo Nacional y el Centro Nacional de la Música es un crimen a la cultura nacional, porque se están afectando, de manera muy profunda, aspectos de nuestra cultura costarricense muy difíciles de reparar”.

Heredero de una rica historia como es la costarricense y producto de una labor tesonera de destacados directores como León Fernández Bonilla, Anastasio Alfaro, Adán Montes de Oca, Faustino Víquez Zamora, Ricardo Fernández Guardia, José Luis Coto Conde y Jorge Volio Jiménez, el Archivo Nacional tiene en sí mismo una historia de gran valor, lo que pone en perspectiva de la Cruz.

“No imagino un país sin el Archivo Nacional o sin una cultura musical. No acepto que no se pueda combinar el desarrollo económico con la cultura. Es lo que hacen las grandes naciones del mundo, que impulsan grandes áreas de la cultura con el apoyo del Estado”.

En esta línea, el historiador comentó que no concibe que se pueda cerrar el Archivo de Indias de España, ni el archivo de Guatemala, o el de León, en Nicaragua, por lo que se mantiene alerta por lo que está sucediendo en el país, en el que por razones políticas podría cerrarse el Archivo Nacional y así, junto con otras acciones, desgastar la cultura nacional.

“Lo que se está haciendo con las instituciones culturales sí que es, de hecho, una práctica filibustera, y se aprovecha para impulsar otros valores nacionales y culturales. Dejar de resguardar el patrimonio cultural es un filibusterismo que daña elementos de la identidad nacional ”.

Huir del silencio

En la coyuntura en que se encuentra la cultura nacional, con recortes ya producidos en 2023 y con un anuncio de que se mantendrán para el próximo curso presupuestario de 2024, de la Cruz valora que lo peor que puede pasar es el silencio cómplice de las instituciones y los ciudadanos.

En esa línea de pensamiento, hizo un llamado para que las universidades estatales se pronuncien en rescate de la cultura nacional, por más presiones que haya desde el poder Ejecutivo.

“Hay actos de estos gobiernos que asustan e intimidan y provocan amenazas a las personas y a los sectores, y el mensaje que envían es que es mejor que se mantengan callados. Ese silencio es un silencio fatal. No solo se va a afectar al Archivo Nacional, sino a la cultura en general. Por eso es que apelo a las universidades públicas y ojalá las privadas tuvieran la sensibilidad para sumarse. También, esperaría que los galardonados con los premios nacionales se manifiesten. De igual manera, los historiadores que tanto uso hacen del Archivo”.

El peligro que se cierne sobre el convulso momento que vive la cultura es que la están liquidando de forma subrepticia y la forma más eficaz de lograrlo es mediante las reducciones presupuestarias.

De la Cruz recordó que en el contexto de la Alianza para el Progreso, desarrollada por el presidente Robert F. Kennedy entre 1961 y 1970, se impulsó el programa Rocat en el campo educativo y que tenía como práctica enviar a Centroamérica libros que carecían de signos y símbolos nacionales, porque esa era una forma de socavar el sentido de pertenencia y de identidad de las diferentes naciones en donde operaba.

En esa época, precisó, hubo una respuesta fuerte y contundente por parte de la Facultad de Educación de la Universidad de Costa Rica, que con figuras de la talla de Emma Gamboa combatieron la iniciativa que tenía claros tintes ideológicos.

“La Rocat era un proyecto centroamericano al calor de la Alianza para el Progreso y lo que buscaba era desnacionalizar, a partir del campo educativo, a los países, con intervenciones en las zonas rurales con la distribución y uso de libros sin símbolos nacionales y elementos patrióticos. Por dicha, hubo una acción certera de la Facultad de Educación de la Universidad de Costa Rica y se denunció y combatió lo que ocurría en nuestro país”.

León Fernández Bonilla está considerado como el fundador de los Archivos Nacionales en 1881. (Foto libro Centenario del Archivo Nacional).

Un ataque mayor

Las implicaciones de las políticas culturales en el país, considera de la Cruz, vienen de los dos últimos gobiernos del Partido Acción Ciudadana (PAC) con Luis Guillermo Solís y Carlos Alvarado a la cabeza. En el actual, esas políticas lo que han hecho es intensificarse y hay que ubicarlas en un marco más amplio, y es en el ataque al Estado social de derecho, que se ha venido debilitando paulatinamente al fragor de visiones excluyentes.

En esa vía es que las políticas culturales han sufrido transformaciones que comienzan con las limitaciones presupuestarias, de modo que la presencia de las instituciones del sector permanezcan, en el mejor de los casos, pero con un margen de maniobra en extremo condicionado.

“Se afecta el Estado Social de Derecho así como el desarrollo de los elementos culturales de los costarricenses. Es una destrucción del Estado sociocultural, que tiene que formar la identidad y los valores patrios”.

Una muestra de ello es querer condicionar, con el recorte presupuestario anunciado, la labor que desde 1881 ha mantenido el Archivo Nacional, el cual se ha nutrido, incluso, del afán de conservación de documentos que se impulsaron ya en tiempos de la colonia.

“El Archivo Nacional mantiene en su custodia los documentos más importantes desde la época colonial, posteriormente los del período de independencia y de los distintos gobiernos hasta el día de hoy”, recalcó.

Ya con solo este hecho, el funcionamiento de una institución como el Archivo Nacional de ninguna forma debería de estar en entredicho.

Para que se considere cómo puede honrarse una visión y expresarse mediante hechos el significado que puede tener para un gobernante la historia institucional y la cultural de un país, de la Cruz evocó el último acto realizado por Rodrigo Carazo, presidente de la República entre 1978 y 1982.

“La mañana del 8 de mayo de 1982, antes de entregar la banda presidencial, Carazo depositó en el Archivo Nacional todo el acervo de los documentos de su administración. Esto nos da una idea de la importancia y la trascendencia que le daba a la labor del Archivo Nacional y a la cultura en general”.

La memoria institucional no solo está resguardada por el Archivo Nacional, con documentos tan valiosos como el acta del 29 de octubre de 1821, en el que el cabildo abierto de Cartago declaró la independencia de Costa Rica, sino que también están las actas de León y referencias al acta de Guatemala, destacó el historiador y catedrático.

La amenaza a aquel ideal republicano impulsado por los liberales a mediados y finales del siglo XIX, con la creación de instituciones que promovieron el sentido de la historia, de la cultura y de la identidad nacional, hoy está en entredicho y en el ambiente se avizoran cuervos y tempestades.

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