Cultura Obra en Teatro Espressivo

Duda: Hacer justicia implica inclinar la balanza

En la puesta en escena de Duda, el veredicto final sobre si el padre Flynn es culpable de haber abusado de un alumno la tiene_el_público.

Para no dudar, la balanza no puede tener el mismo peso en ambos lados. Esta imagen es aún más desafiante si se le suma que debemos juzgar con los ojos vendados para ser imparciales, según el icono que ilustra la justicia desde los tiempos de la antigua civilización griega.

Dirigida por Mabel Marín, la puesta en escena de Duda plantea la disyuntiva entre la certeza y la incertidumbre ante un posible acto de abuso sexual.

Significa que la duda conduce a no tomar partido, o -lo que es igual- que cuando dejamos de dudar, tomamos partido.

¿Cómo hacemos, entonces, para ser justos si las dos historias sopesadas deberían, en principio, tener el mismo valor?

Esta paradoja es la pregunta generadora con la cual el público confronta la obra Duda, del estadounidense John Patrick Shanley (1950), con una adaptación de Fernando Masllorens y Federico González del Pino. Esta pieza teatral la presenta el Teatro Espressivo (ubicado en Momentum Pinares) hasta el 25 de marzo, bajo la dirección de Mabel Marín.

Con las actuaciones de Madelaine Martínez, como la hermana Luisa; Daniel González Muniz, como el padre Flynn; Noelia Campos, como la hermana Jane, y Ana Sofía Velásquez, como la señora Muller, la obra desea provocar una reflexión a partir de la incertidumbre en torno a la ética, la moral, el abuso sexual y las estructuras de poder, entre otros tópicos.

Al elenco se les une Verónica Quesada (asistente de dirección), Janil Johnson (vestuario), Alejandro Jiménez (música), Katherine Bermúdez (iluminación), Jennifer Cob (escenografía), Camila Damazzio (asistente de escenografía) y Gustavo Abarca (mapping).

El drama retrata el punzante enfrentamiento entre la hermana Luisa y el padre Flynn, pues la monja y directora de una escuela del Bronx neoyorkino de 1964 tiene la certeza de que el sacerdote, profesor de educación física y religión, ha cometido abuso sexual en contra de Donald Muller, primer estudiante negro aceptado en la institución.

El atento y amistoso Padre Flynn trata de cambiar las estrictas normas del centro educativo, defendidas por la prejuiciosa, aunque también lúcida y aguerrida, hermana Luisa. En medio de ambos se ubica la joven hermana Jane, quien debe zanjar la disyuntiva entre creerle al padre o su directora.

Completa este cuadro la mamá de Donald, la señora Muller, que al ser interrogada por la hermana Luisa, se defiende de manera desconcertante frente a la posibilidad del abuso sexual que podría estar sufriendo su hijo.

Dilucidar si el padre Flynn es culpable o no es una tarea que le corresponde al público al salir de la función. Este tiene la oportunidad de dar su veredicto final al decantarse por la versión de uno de los protagonistas, mediante una pizarra interactiva con imanes.

En los zapatos del otro

La directora Mabel Marín fue llamada por Teatro Espressivo para escenificar Duda, tomando en cuenta la coyuntura actual del país, que da pie para reflexionar con el prisma propuesto por la obra.

“Montarlo fue un reto grande, ya que es un drama psicológico complicado. Depende de cómo se dirige puede herir susceptibilidades, sobre todo porque está relacionado con la iglesia”, consideró.

Marín señaló además que, por la calidad del texto, a lo largo de la acción siempre se instaura la duda. “Revisaba línea a línea y pensaba: la monja tiene razón en esto pero también el padre en esto otro. Me convertí en el abogado de los dos personajes que tienen un empate, y mantener ese empate es primordial para poder mantener la duda”.

La dirección actoral fue consecuente con esa premisa de incertidumbre. Por ello le pidió al actor que interpreta al padre Flynn que decidiera si era culpable o inocente, pero que no lo dijera, para trabajar a partir de ahí. “Si yo tomaba una posición o la otra, definitivamente el montaje se dirigiría hacia esa perspectiva, y no quería irme a ninguno de los dos lados”, dijo.

De acuerdo con Marín, ella buscó ponerse en los zapatos del otro en distintas situaciones; así surgió la pregunta de cómo hacer para desligarse y tratar de ver las cosas con otra mirada. “Eso es lo que va ayudar a generar un diálogo, para poder avanzar; lo digo en el contexto de las elecciones, por ejemplo”, dijo.

Ganadora del Premio Pulitzer y el premio Tony en 2005, Duda fue escrita por el estadounidense John Patrick Shanley.

Los personajes de Duda son poliédricos y así lo reconocen los actores; no son buenos ni malos, pero toman partido.

Según opinó Daniel González Muniz, la obra es una pincelada de un gran universo de circunstancias, que se desarrollan en este colegio y particularmente dentro de la casa del niño Donald Muller. “Están todos los personajes sopesados, todos los textos nivelados, para que sea la duda el protagonista”, indicó.

Para el actor, el desafío durante la temporada es mantener esa incertidumbre, tratar de cargar lo más posible la balanza hacia un lado o el otro para que se nivele.

Entre tanto, el personaje que encarna Noelia Campos está implantado en la duda, pues la hermana Jane no posee la certeza de ninguna de las dos versiones. “Hay un ego que nos hace tomar una posición y creer que es la correcta, en vez de ponernos en los zapatos del otro para preguntarnos: ¿esa otra persona en qué lugar está situada, en qué circunstancias está desarrollándose? Es un confluir de todas las realidades para tratar de concretar la mía y ponerla en duda, porque no puedo ser dueño de la verdad”, acotó.

Sobre la construcción del personaje de la señora Muller, la actriz Ana Sofía Velásquez también considera importante estar en los zapatos de las otras personas, entender sus razones. “Lo que nos parece justo para unos no es justo para otros, necesariamente. Comprender no es estar del lado de esa situación o de esa persona, es solo comprender por qué eso es así, todo el mundo tiene sus razones”, concluyó.



Entrevista a Madelaine Martínez, actriz

“El abuso se da en todos los espacios de la vida humana”

¿Por qué el personaje de la hermana Luisa  y la situación te resonaron tanto?

-Nace de una preocupación humana, no solo como artista, de que no puedo soportar el abuso, en ninguna de sus manifestaciones; más aún con las personas desprotegidas, como los niños, las personas con discapacidad, los ancianos, la gente que al ser abusada no tiene herramientas para poderse defender del abusador. Yo soy católica practicante, entonces era un llamado de atención muy importante que no podía dejar pasar. El abuso se da en todos los espacios de la vida humana. ¿Cómo reconocer a un abusador y cómo reconocer a un niño que está siendo abusado? Hay que abrir el lente, porque no solo es el abuso sexual, existe el emocional, el laboral, dentro de la familia. Se relaciona mucho con los grados de poder, porque casi siempre la persona que lo tiene va a ser sospechosa de abusar.

El enfrentamiento entre el padre Flynn y la hermana Luisa, ¿plantea distintos niveles de conflictividad en esa relación de poder?

-En este modelo de iglesia, con una constitución administrativa de parroquia y escuela en conjunto, el párroco y monseñor es el más alto de la jerarquía de esa unidad, luego le sigue el padre Flynn y luego, en la escuela, la hermana Luisa. La relación de ella es en todos los aspectos de obediencia. Una mujer con el temperamento y las características de la hermana está sometida a una persona que no respeta, más joven que ella, y que muestra su poder amparado por monseñor, que para ella es un blandengue. Ella trata de luchar contra eso. A nivel de género no está de acuerdo con que el poder no sea equitativo en la escuela, lo cual no deja de ser llamativo, tomando en cuenta que es católica. Hay también un problema con la edad de la hermana Jane y del padre Flynn, menores que ella. Para Luisa los hombres no resuelven, por eso le dice a la hermana Jane: “Nosotras vamos a tener que parar esto”.

¿Los niños abusados tienen todo que perder?

-Cuando una persona ha sido abusada y luego reconoce que fue víctima del abuso, reconoce su desvalía, que un niño jamás provoca a un adulto, que siempre el adulto tuvo el poder. Es una situación en donde el abusador amenaza si no se deja, eso atemoriza a la víctima y, ¿qué hace? Se deja abusar, guarda silencio, que es lo terrible del abuso, pero lo hace como un sacrificio de no hablar para que no dañen a nadie. Cuando esta persona crece, imagínate lo que lleva por dentro. Aunque sea una profesional, tenga su familia, se trate con un terapeuta, aunque reconozca que ella no provocó el abuso, es una carga que destruye al individuo. Y después esta persona, con mucho esfuerzo, logra ser un ser humano normal y productivo, pero hay una mancha que siempre está dando vueltas. Por eso el abuso infantil tiene una dimensión catastrófica. Se les dice sobrevivientes de guerra.

El padre Flynn (Daniel González Muniz) y la hermana Luisa se enfrentan en la obra Duda


 

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