Cultura Entrevista a la cantante tica radicada en Argentina

Deborah Dixon: “Yo creo que la música salva y hermana”

UNIVERSIDAD entrevistó a Deborah Dixon -“la voz negra de Buenos Aires” que en realidad es costarricense- protagonista del documental “La Dixon”,

UNIVERSIDAD entrevistó a Deborah Dixon -“la voz negra de Buenos Aires” que en realidad es costarricense-, protagonista del documental “La Dixon”, en Cinépolis hasta este miércoles 18 de enero.

“La Dixon” posee una exitosa trayectoria de vocalista en Argentina donde es llamada a cantar por grandes de la música como Fito Páez.
“La Dixon” posee una exitosa trayectoria de vocalista en Argentina donde es llamada a cantar por grandes de la música como Fito Páez.

A las ticas Deborah Dixon y Adriana Cordero las une un hilo que trasciende el haber nacido en la misma tierra, conexión especial de la que cobraron conciencia hasta muchos años después.

Deborah, reconocida cantante costarricense radicada en Buenos Aires, Argentina, desde 1984, coincidió en el tiempo y espacio musical con Adriana Cordero Chacón, quien a comienzos de los noventa era una adolescente que estudiaba en la capital argentina.

Las Blacanblus se llamaba la primera banda femenina de blues del país sureño conformada por Deborah junto a tres colegas, y que Adriana escuchaba fervientemente por la radio porteña Rock & Pop.

Esa conexión inicial -sin conocerse- dio como resultado que Adriana realizara su primer largometraje La Dixon, el documental, proyectado en nuestro país en circuitos comerciales de cine, y que Deborah pudiera hacer su concierto debut en Jazz Café en el 2012, luego de 35 años de exitosa carrera musical en el país suramericano.

También dio como fruto que el público costarricense por fin tuviera la oportunidad de darse gusto escuchando la poderosa voz de Deborah, de conectarse con ella y ser inyectado por la felicidad que emana.

Para Adriana, aquella joven de Las Blacanblus es una mujer feliz, y Deborah lo confirma francamente en entrevista, con su sonrisa generosa, con su elocuencia y vitalidad.

La idea del documental nació cuando Adriana escuchó hablar de Deborah en Manuel Antonio, durante una época de vuelta en Costa Rica. Un amigo le contó que tenía una hermana cantante en Argentina, a la cual -según creía- le iba bien y que formaba parte de Las Blacanblus.

“No le va bien, sino rebien”, le respondió Adriana, quien la había escuchado durante sus años de colegiala. Años después cuando regresó a Buenos Aires a estudiar cine decidió que su corto de graduación sería sobre esta maravillosa cantante tica que vivía en Argentina.

Adriana buscó a Deborah hasta que la encontró. “Obviamente yo le dije que sí porque me encantó la idea, y tuvimos una empatía inmediata, nos hicimos muy amigas”, recuerda la cantante.

Cuando le preguntó que a cuáles músicos podía entrevistar para que le hablaran de su trayectoria, los nombres iban cayendo como pequeñas bombas molotov: Fito Páez, el Indio Solari, Javier Calamaro e Illya Kuryaki and The Valderramas, entre otros.

Fue así como cayó en cuenta de que Deborah era considerada una gran vocalista en Argentina, y que sus ídolos de la escena musical de allá la invitaban para que fuera corista en los conciertos.

En ese momento, la documentalista tuvo la certeza de cuál sería primer largometraje: La Dixon, el documental, que se nutre de una entrevista a profundidad con Deborah, intercalando intervenciones de varios músicos y productores argentinos, así como de tomas del concierto en Jazz Café Escazú hace tres años.

Vea el trailer en este enlace

“Me ha vuelto a poner en contacto desde otro lugar, desde mi parte artística, con mi patria que es Costa Rica”, manifiesta satisfecha Deborah.

Esta mujer afrodescendiente, graduada de la carrera de Letras en Francia, que migró a Argentina, y terminó su carrera de profesora y traductora de Francés y tuvo dos hijos, empezó a estudiar, en aquella época, canto negro y afronorteamericano como hobby.

El pasatiempo, sin embargo, fue fugaz al convertirse en su verdadero camino artístico, que además le ha permitido llevar su voz a Paraguay, Uruguay, Brasil, Chile y Colombia.

En el 2012, Deborah Dixon dio su primer concierto en Costa Rica con Miriam Jarquín & Blues Latino en Jazz Café Escazú, producido por Adriana Cordero, directora del largometraje La Dixon, el documental.
En el 2012, Deborah Dixon dio su primer concierto en Costa Rica con Miriam Jarquín & Blues Latino en Jazz Café Escazú, producido por Adriana Cordero, directora del largometraje La Dixon, el documental.

¿Cómo fue ese salto de empezar a cantar?

-Cuando mi primera hija tenía dos añitos, yo quería tener alguna actividad recreativa, como clases de canto, y encontré a esta profesora que enseñaba lo que a mí me gustaba y ella rápidamente me dijo que me tenía que dedicar a eso. Ella organizaba un coro góspel con sus alumnos en donde conocí a las otras chicas con las cuales conformamos la banda Las Blacanblus que al principio tampoco tenía otra connotación más que juntarnos a disfrutar la música que nos gustaba y hacer cosas juntas.

Lo que hacíamos era muy vocal y hubo gente que empezó a decirnos: “chicas ustedes deberían de mostrar esto que hacen porque es muy bueno”. La única que no se dedicaba profesionalmente a eso era yo. Y empezamos a tocar y se corrió el boca en boca y empezamos a tener mucho éxito, y cantidad de trabajo tal, que tuve en un momento que decidir, pues no podía seguir haciendo las dos cosas. Y opté por cantar que para mí era mucho más gratificante. Ahí descubrí una vocación oculta.

¿Tenías conciencia de la potencia de tu voz?

-No, la verdad que no. A mí me empezaron a decir, y yo no tomé conciencia hasta mucho tiempo después, del poder del canto, de la voz y la vocación artística. Todo eso fue totalmente de corazón, de lanzada, que uno va y hace cosas.

¿El gusto por el góspel, el blues y el jazz de dónde provino?

-Es que en mi casa, mi familia siempre fue muy musical. A mi mamá le gustaba toda clase de música, escuchábamos mucho jazz, mi papá también por nuestros orígenes afrodescendientes. Teníamos toda la música que tiene que ver con el afrodescendiente tico, todo en inglés, lo que viene de las islas, también por el ligamen entre los afrodescendientes ticos y del Caribe con los afrodescendientes de Estados Unidos y la música. Además por gustos personales de cuando una es adolescente, yo escuché soul y todo ese tipo de música.

¿En Argentina cómo era el contexto musical en el momento en que surgió Las Blacanblus?

-Acá hay muchos tipos de músicas y de folclores distintos y es muy muy fuerte el rock nacional en castellano y el rock en general; entonces, dentro de eso, el jazz y el blues es mucho más pequeño, más elitista, no es popular ni masivo, el rock sí. En esos años en que nosotras empezamos (1992, 1993, 1994) hubo una oleada muy importante a nivel internacional de blues y empezaron a traer a Argentina muchos artistas famosísimos como B.B. King y surgieron varias bandas, y nosotras no es que sabíamos de eso y nos montamos en la ola, sino que nos llevó por delante.  Luego además empezamos a ser convocadas por artistas muy importantes del rock argentino, que nos apadrinaron y nos permitió entrar por otras puertas de la música popular local.

Las Blacanblus grabó discos, ¿cómo les fue con esas producciones? ¿Se escuchaban en la radio?

-Sí, cuatro discos. Sobre todo el primer disco fue y sigue siendo hoy el más conocido y el que más se vendió. El segundo disco pasó sin pena ni gloria, el tercero fue bastante conocido y el cuarto ya fue al final cuando al poco tiempo nos separamos.  El primero fue sobre todo covers en inglés. Y los otros tres tenían canciones compuestas por nosotras.

En tu carrera como solista, sos llamada por grandes músicos argentinos como Fito Páez, entre otros.

-He tenido la suerte de que mi voz es muy particular: una, ser afrodescendiente me marca en la forma de cantar; dos, ser de Costa Rica, una zona tropical que tiene una impronta muy fuerte, y yo tengo todo eso junto. No digo que mi voz sea mejor ni peor sino diferente. Empecé a tener invitaciones de artistas muy importantes aquí para grabar en los discos o para hacer los coros en algunos temas. De estos mencionaría a Pappo (Norberto Napolitano) que fue un gran blusero, Fito Páez, Illya Kuryaki and The Valderramas y muy especialmente mencionaría al Indio Solari. Aquí hubo una banda icónica que se llamó Patricio Rey y los Redonditos de Ricotta, a la que fuimos Las Blancablus a hacerles coros en nuestros años iniciales. Después cuando esa banda se separó, el Indio Solari que era el cantante de esa banda y uno de los principales autores de los temas, hizo su carrera de solista y desde el principio me convocó a los discos y a los coros. A él lo llegan a ver 200,000 personas por lo que tiene que tocar en autódromos o velódromos.

Vos tenés tu propio proyecto…

-Yo tengo un disco grabado con el pianista Ángel Sucheras -con quien suelo estar tocando en todos lados-, que formamos un dúo, hacemos jazz y blues, y que lo llevé a Costa Rica. Desde hace un año y pico estoy con la banda Deborah Dixon y la Fundación de Funk, bien grande de soul y funk, con la cual no hemos grabado pero ya estamos con ese proyecto. Con ella estamos teniendo buena repercusión; ahí hacemos muchos temas de los ochentas, setentas. Yo suelo cantar mucho con bandas del interior del país. Argentina es enorme y hay gente que me llama, eso está buenísimo porque interactuar con artistas de distintos lugares me encanta y también así puedo llevar mi música y ser conocida a otros niveles. También doy clases de canto.

En Costa Rica hiciste tu primer concierto en el  2012, ¿cómo fue esa experiencia?

-Para mi Adriana es como un angelito que aparece en la vida para ayudarte. Ella es la responsable del vínculo artístico que yo tengo hoy con Costa Rica. Dos cosas me sucedieron muy interesantes: una es lo de Adriana, y la otra, es Miriam Jarquín y su banda Blues Latino. Resulta que Blues Latino era una canción que yo cantaba con Las Blacanblus y ella le puso así a su banda por esa canción. Ella vino a Argentina una vez y alguien nos puso en contacto y nos conocimos. Y ahí quedó la cosa de que nos gustaría sentarnos a tocar. Entonces cuando surgió esta posibilidad con Adriana, le dije que conocía a Miriam y que me encanta lo que hacen. Al final toqué con ellos que fue increíble porque son unos musicazos impresionantes. Si yo fuera allá dos veces por año sería fantástico, me daría por satisfecha y feliz. Creo que esta película de Adriana está cumpliendo uno de los objetivos que tuvo, que es tratar de que yo vaya para allá, que me conozca más gente y que pueda ir a compartir con mi país lo que hago; es un sueño que se empieza a cumplir.

¿Has participado en musicales en Argentina?

-Sí, en Hairspray y otro de un autor nacional que se llama Camila, basado en un hecho real, de una muchachita de la alta sociedad del siglo XVIII o XIX, que se enamoró de un cura y se escaparon juntos y los pescaron y los ejecutaron. El personaje que buscaban era exactamente yo, porque los castings son durísimos, pero en estos dos casos ellos me fueron a buscar a mí específicamente porque yo daba el rol y me conocían artísticamente hablando. Tuve esa suerte pero no todos los días hay personajes así.

¿Cómo te ha recibido Argentina en tu condición de mujer migrante y afrodescendiente?

-La situación cuando yo vine era muy distinta a la que hay actualmente. Cuando yo llegué casi no se veían negros. Los negros argentinos han sido muy blanqueados, aunque recientemente se ha conformado una movida del afrodescendiente para ir redescubriendo las raíces afro dentro de la población a ver qué porcentaje tiene. Luego a nivel profesional, mi voz es muy específica y no había nadie en ese momento, ahora puede ser que haya más gente que se dedica a este tipo de música, ya sean argentinos o procedentes de otros lugares, y eso me jugó a favor, porque el color o el timbre o el estilo mío son marcadamente diferentes, entonces mucha gente me busca por eso. Aquí ahora hay varios coros góspel y muy buenos, pero antes no había, y esas voces las podía hacer yo con las Blacanblus o sola. Con el tema de ser mujer, con las Blacanblus nos jugó las dos cosas, pero tuvimos siempre muy buen recibimiento de parte de nuestros colegas masculinos, puesto que no había bandas conformadas únicamente por mujeres. Pero a nivel de solista me ha pasado ser yo mujer lidiando dentro de un mundo de hombres. No es algo fácil pero tengo que decir que he tenido muy buena suerte en eso. Siempre tuve trabajo, siempre tuve lugar, siempre tuve cabida, nunca tuve una falta de respeto o algún problema por ser mujer o por ser negra, más bien todo lo contrario. Pero obviamente es un mundo que como cualquier otra parte de las sociedades está marcado y sesgado por el machismo.

Adriana Cordero me dijo que vos sos una mujer feliz…

-Yo soy una gran agradecida de haber descubierto la música porque yo creo que la música salva y hermana. Uno puede estar en el lugar más recóndito del mundo y no hablar el idioma, pero la música suena a música en cualquier lugar del mundo, en cualquier idioma, sin voz o como sea y eso te conmueve de alguna forma, como a mí siempre me conmovió la música desde chiquita, sentir que se lo debo a mi mamá porque ella transmitía ese placer. Cuando yo descubrí que conmovía a los otros con lo que hacía, fue muy fuerte para mí. Yo creo que todo el mundo tiene derecho a cantar o a pintar o a lo que sea que pueda expresar su alma. Eso para mí es un don que todos tenemos y no todos tenemos la suerte de poderlo desarrollar.



</p> <p>Documentalista Adriana Cordero Chacón: “El público va a quedar tocado por ella”

“Al principio creí que iba a tener que hablar de discriminación y de xenofobia por ser extranjera y negra, pero ella dice que todo eso le jugó a favor. Tuve que replantearme el documental porque creí que iba a haber un poco de drama pero ella es una persona absolutamente feliz. Encontré una historia que tiene todos esos elementos pero en positivo. Traté de explotar eso, de ella como una persona feliz, talentosa, que ha estudiado, que se sigue formando y que se anima a todos los retos que se ha puesto por delante a nivel artístico.

El objetivo del documental es que la conozcan; es un regalo, ella los va a conquistar; adoro a Deborah, es muy rica su historia porque es muy tica a pesar de tener tantos años de vivir fuera; toda su amabilidad y felicidad es muy tica y cuando sale al escenario y se planta con esa autoestima es muy argentina.

No debemos permitirnos repetir la historia de que cuando los artistas ticos salen del país queden relegados -aunque les vaya de maravilla- y condenados a nunca poder venir y cantar, ser reconocidos y apreciados por nuestra gente; porque las raíces de uno son las raíces de uno y uno puede encontrar su lugar en el mundo aunque no sea el lugar donde nació.

No es justo con Deborah y tampoco es justo con nosotros; a esa mujer hay que disfrutarla y por suerte le queda tanto tiempo como artista  y como persona: podemos tener a Deborah por años”.



“La Dixon”

La Dixon, el documental. (2015). Largometraje Documental Musical.

Directora: Adriana Cordero Chacón.

Producción Costarricense-argentina.

Duración: 63 minutos

Coproducida por Orsay Troupe en Argentina y Hormiga Producciones + Central Cine en Costa Rica.



 

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