La Compañía Danza Universitaria de la Universidad de Costa Rica (UCR) celebra a lo grande su aniversario número 45 con una segunda temporada de obras, esta vez en el Teatro de la Danza y con las coreografías Recóndita de Eduardo Guerra y Detrás del espejo de Hazel González.
“Las dos obras muestran la pasión, el talento y la vitalidad de sus artistas, y dos inquietudes y líneas estilísticas distintas que han caracterizado el trabajo de Danza U a lo largo de sus décadas”, declaró Hazel González, directora de la Compañía desde hace 13 años.
Recóndita “evoca un viaje hacia nuestro acervo, un encuentro con aquello que nos acerca y asemeja como pueblos latinoamericanos” y su elenco está conformado por Gloriana Retana, Verónica Monestel, Evelyn Ureña, Elián López, Adriana Villalobos, Álvaro Murillo, Jimena Muñoz y David Garita.
Además, la obra cuenta con música de Fabián Arroyo, diseño de vestuario de Mario Núñez y la iluminación de Mainor Gutiérrez.
Por su parte, Detrás del espejo es una coreografía dirigida por Hazel González e interpretada por la bailarina Evelyn Ureña. Según explica González, la obra toma algunos elementos como “la neblina, la naturaleza, el agua, la música” de la obra literaria homónima de la autora Julieta Pinto.
“Aborda el mundo interior de las mujeres, de las generaciones que las precedieron y de un tiempo inmemorial, en el que estas han sido de muchas formas y maneras a partir de sus inquietudes y anhelos, de sus contextos y vivencias, sin pretender llegar a lugares concluyentes”, detalló la directora.
Durante setiembre, presentaron la primera temporada celebratoria en el Teatro Eugene O’Neill con el espectáculo Ubuntu: Soy porque somos, en el cual trabajaron conjuntamente con estudiantes sordos de la escuela Centeno Güell.
La coreografía que marca el paso de 45 años
Hazel González lleva 13 años al frente de Danza Universitaria, pero ya era bailarina de la compañía desde dos décadas antes. Sus pasos atraviesan gran parte de la coreografía que compone la historia de la compañía profesional de danza más antigua del país.
“Aprendí a aprender de mis compañeros mayores, no había una escuela pero había un estilo cadencioso, desfachatado, fresco, irreverente que encontré que me permitiría expresarme en todo lo que conlleva la paradoja humana”, comentó.
Le ha tocado presenciar las dificultades que recurrentemente saltan al baile: profesionales, como el anterior director, Luis Piedra, que dedican toda una vida a la danza y se pensionan como interinos, recordó.
Añade a esto el enfrentarse a los cambios que el transcurrir del tiempo provoca sobre los estilos, las tendencias, las intenciones, e innegablemente, sobre las corporalidades de las personas y el reto que esto significa ante la vista normativa de cómo debe ser un bailarín.
“Esto en la danza es muy fuerte y me parece que viene de una idea muy arraigada en relación con quiénes son las personas que pueden bailar y quiénes no, pero también con lo que se supone que estéticamente tenemos que ver en escena, cómo deben ser esos cuerpos y si la danza está copada entonces solo por el virtuosismo y la juventud”, agregó la artista.
González señaló que han venido luchando contra dificultades en cuanto a las condiciones necesarias para la labor de la compañía, la cual se independizó de la sección de Extensión Cultural de la UCR sin contar con archivos, oficina ni apoyo administrativo para las producciones, explicó.
“Ese vacío implicó dedicar tiempo a resolver esas carencias históricas no sólo en cuanto al recurso humano, sino en relación con la estabilidad laboral, el aumento del presupuesto, los nuevos apoyos de recurso humano que luego vinieron y algunos que se mantienen hasta hoy”, afirmó la bailarina y coreógrafa.
Según Gonzalez, han realizado un trabajo importante para mejorar la organización y adaptarse a los retos que se presentan con el cambiar de los tiempos. Vienen demandando que se les integre a una “Unidad Especial congruente con las particularidades que conllevan los desarrollos artísticos”. “La Compañía ha sido capaz de dar giros esenciales para construir una institución de la danza que mira el futuro, que entiende los alcances insospechados de lo que la danza puede lograr en conjunto con otras áreas y disciplinas en torno al desarrollo humano”, aseguró la profesional en Danza.
Para la directora, con todos estos cambios afrontados por la compañía y las acciones que se hagan desde la administración de la Universidad de Costa Rica, la organización podrá continuar construyendo su historia llena de arte y vinculación social.
“Danza U debe seguir tomando riesgos y sostenerse dentro de la exploración de las inquietudes de sus artistas, de sus convicciones en torno a la solidaridad en tiempos en los que la moda, el esnobismo, lo instantáneo, han tomado fuerza en todos los ámbitos de la vida”, comentó González.
Tras el incendio en su antigua sede del edificio Saprissa, Danza U fue ubicada en el Centro de Artes Promenade, un edificio ubicado en San Pedro, pensado para la práctica de danza, con un parqueo y con dos plantas de aproximadamente 2.800 metros cuadrados. El primer piso integra una cafetería, baños y lobby, así como una sala pequeña o área administrativa, mientras que el segundo piso contiene tres salones de práctica. La UCR acordó alquilar los dos más grandes, uno de 200 metros y otro de 95 metros.