Cultura Los días 6, 7 y 8 de junio

Danza Abierta de la UCR reflexiona con la naturaleza y el cuerpo como espacio de transformación

El montaje artístico será realizado por la 4º generación de Danza Abierta. Cada función presentará tres coreografías breves que son: Cuentos naturales: Una noche en el cerro Ena, de Baltazar Vincenti; Memoria intangible, de Mónica Sánchez; y Cuerpos en escena, de William Retana.

La muestra escénica Red Danza Abierta 2025 sube al escenario del Teatro de la Danza los días 6 y 7 de junio a las 7:00 p.m. y el 8 de junio a las 6:00 p.m., con entrada gratuita y abierta a todo público. Esta temporada reúne el trabajo artístico de la Cuarta Generación del proyecto Danza Abierta, en conjunto con personas invitadas del sector independiente y de generaciones anteriores del programa.

En cada una de las funciones se mostrarán tres coreografías que brindan reflexiones y dialogan sobre la naturaleza, las conexiones neuronales y el cuerpo como espacio de transformación.

Se trata de: Cuentos naturales: Una noche en el cerro Ena, de Baltazar Vincenti; Memoria intangible, de Mónica Sánchez; y Cuerpos en escena, de William Retana.

Danza Abierta es un proyecto de educación continua, desarrollado por Danza Universitaria, de la Vicerrectoría de Acción Social (VAS) de la Universidad de Costa Rica (UCR). Su directora es Jimena Muñoz, y tiene como objetivo la enseñanza de técnicas contemporáneas, creación escénica e investigación artística, combinando entrenamiento técnico con análisis del movimiento, englobando así una experiencia pedagógica que aborda las dimensiones prácticas y teóricas del arte dancístico.

“Tiene muchísimo valor poder contar en este momento con una cuarta generación de este proyecto, sobre todo en un contexto país donde las condiciones para el desarrollo de la cultura y del arte se están tornando cada vez más complejas, y cada vez hay muchísimas más dificultades para los artistas, sobre todo también del sector independiente. Contar con un proyecto de alta calidad como lo es Danza Abierta, que además cuenta con profesionales de muchísimo renombre, entrega y profesionalismo, compartiendo con las personas estudiantes, es un gran logro”, recalcó Muñoz.

La directora invita al público general a que acuda temprano a las funciones en el Teatro de la Danza, para que puedan disfrutar de las actividades especiales que se tendrán en el lobby. “Ahí podemos profundizar en los procesos creativos de las obras y ya después disfrutarlas en escena”, añadió.

Cuentos naturales: Una noche en el cerro Ena

Esta corresponde a una obra que tiene como eje principal a la naturaleza y a cómo esta tiene el poder de dar una visión mágica del mundo. De acuerdo con el creador artístico de esta coreografía, Baltazar Vincenti, “transmite el valor enigmático que hay en la naturaleza, como capaz de crearnos historias fantásticas, como el surrealismo mágico que tiene la naturaleza, está enfocado en el páramo. La temática principal de la obra es una dedicatoria a las personas que se pierden en espacios naturales”.

Pero no es cualquier fantasía, porque la obra describe un grupo de senderistas que se pierden en la montaña y la montaña los transforma en naturaleza, los transforma en paisaje, los transforma en hongos, en serpientes y hasta en dantas. “Ofrece un nuevo enigma de que las personas que se pierden en la naturaleza, no se murieron como tal, la naturaleza los reabsorbe y los purifica”, exclama Vincenti.

El artista comenta que el proceso creativo para construir la coreografía y la puesta en escena incluyó una investigación de los páramos como ecosistemas de alta montaña: “Escogí el cerro Ena porque para muchas culturas indígenas de nuestra región estos tienen una conexión mágica, observan a sus dioses en la naturaleza de Talamanca”.

Como parte de las labores investigativas de inmersión en la obra, fueron al Parque Nacional Tapantí Macizo de la Muerte al cerro Frío, 3.471 metros sobre el nivel del mar, a ver el amanecer en una gira que realizaron con un micólogo (experto en hongos) y un guía de senderismo en horas de la madrugada, antes del amanecer; esto porque la obra acontece en ese periodo de tiempo. También conocieron más sobre los hongos y líquenes de la zona.

“¿Por qué los hongos? Bueno, a la hora de morir la mayoría de cuerpos son habitados por hongos, y los hongos son los que redistribuyen todos los componentes que están en ese cuerpo otra vez al ecosistema, de forma absorbible para plantas o para otros animales”, aclaró el miembro de Danza Abierta.

Memoria intangible

Mónica Sánchez, creadora de esta coreografía, busca dialogar y reflexionar sobre la creación de las conexiones neuronales en el transcurso de la vida: “A través del movimiento, exploramos cómo se entrelazan nuestras experiencias, pensamientos y emociones para formar redes invisibles que nos conforman como seres humanos. Los mensajes centrales son la importancia de las conexiones, internas y con los otros, y la escucha colectiva como una forma de resonar y construir en conjunto”.

El proceso creativo de esta obra tuvo su génesis en la curiosidad de la artista por conocer cómo funciona el cerebro, específicamente en lo que se refiere a las conexiones neuronales.

“Esos conceptos y datos sirvieron como punto de partida para imaginar cómo podría traducirse ese mundo invisible en movimiento. Desde ahí, el trabajo se expandió colectivamente: exploramos con el cuerpo formas de representar esos impulsos, ramificaciones y redes, construyendo un lenguaje físico propio a través de la escucha y la creación conjunta. Proponemos un viaje hacia lo invisible que nos habita, pero lo más valioso es el encuentro que se genera al compartir estas creaciones. Invitamos al público a ser parte de esta experiencia viva, abierta al intercambio y al descubrimiento”, manifestó Sánchez.

Cuerpos en escena

“Es una obra que explora la necesidad de despojarse de estructuras impuestas para reencontrarse con el cuerpo como espacio de transformación”, señala William Retana, artista creador de la coreografía. Asimismo, recalca que esta se va dando entre lo íntimo y lo colectivo: “abordando temas como el agotamiento, la pertenencia, la vulnerabilidad y la urgencia de reinventar la forma en que habitamos el mundo. Es una pieza que busca comunicar aquello que no siempre se puede decir con palabras”.

Retana manifiesta que la obra tuvo un proceso creativo sumamente colectivo, con una partitura coreográfica formada por 39 secciones y en escena participan 19 intérpretes con un lenguaje que contiene varias capas simbólicas, coreografías detalladas y momentos de libertad escénica.

“Es una experiencia que interpela, conmueve y a veces descoloca. No ofrece respuestas, pero sí abre preguntas que nos atraviesan como sociedad y como personas. Les esperamos para compartir este momento vivo, donde el movimiento se vuelve testimonio y celebración”, concluyó el artista.

PIE DE FOTO:

Los ensayos para perfeccionar las coreografías comenzaron en febrero de este año. La entrada es gratuita y abierta para el público general. (Foto: Catalina Lemaitre)

Suscríbase al boletín

Ir al contenido