Por la Compañía Nacional de Danza (CND) han pasado cientos de coreógrafos y bailarines –entre otros artistas y colaboradores– a lo largo de 40 años desde su fundación.
En esos años, algunos bailarines han permanecido para conformar el elenco estable de una de las pocas agrupaciones de esta naturaleza sobreviviente en el ámbito estatal.
Esta característica es, en sí misma, una proeza, sobre todo en tiempos de crisis fiscal, en que la directriz del Ejecutivo es recortar el presupuesto anual de operación y congelar plazas, al menos, a lo largo de la actual administración.
En el lapso en cuestión, varios bailarinas se pensionan y no podrán ser contratados otros colegas para que las sustituyan por servicio civil; es decir, el grupo sufrirá una merma de artistas de planta y eso incidirá en la gestión de los proyectos de la institución.
Tal es el caso de Lorenlaine Varela, conocida como Mamita en el medio dancístico, quien posee 30 años de formar parte de la CND y está pronta a jubilarse.
Al respecto, la directora de la CND, Sylvia Montero Rodríguez, es optimista y hace de tripas corazón, al gestionar este periodo de austeridad y recortes.
Para Montero, el desafío se acrecienta por la incertidumbre de desconocer cuánto tiempo durarán las restricciones, a la vez qué significará lidiar con el 13 % del IVA, del cual la institución no está exenta.
“Esa es una situación a la que hay que buscarle solución desde otro ángulo, que es la contratación por servicios profesionales”, dijo Montero, sin dejar de poner en perspectiva que esta modalidad laboral, al mismo tiempo, se verá afectada por las políticas de recorte presupuestario nacional.
Este panorama implica que la CND deba ponderar las finanzas, “para mantener la institucionalidad, la sala, la parte operativa y la artística”, detalló Montero, y “jugar” con los contratos por servicios profesionales para hacerle frente no solo al repertorio coreográfico, sino atender otras áreas como los talleres, las giras de extensión y las coproducciones anuales.
“Eso significa tener bailarines y para tenerlos necesitamos presupuesto; es como un círculo complejo que tenemos que ir solucionando”, agregó.
A este punto, sin embargo, si el congelamiento de plazas no es revertido, la CND terminaría siendo una institución como la Compañía Nacional de Teatro, con el total del elenco contratado por servicios profesionales.
Y aún cuando no fuera el mejor escenario, Montero afirma que la CND debe seguir existiendo.
“Puede ser que el destino no me deje ver eso, pero creo que una institución como la Compañía debe existir, porque no es solo el elenco, sino maestros, talleres de extensión, espacios de contacto independiente, préstamos de salón”, enumeró Montero, entre los beneficios culturales que la entidad estatal aporta a la sociedad.
Bailar y bailar con orgullo
A pesar de este contexto actual restrictivo, en retrospectiva la bailarina Lorenlaine Varela mira con orgullo los 40 años de la CND, que puestos en una balanza hablan sobre la relevancia histórica y presente de una institución dedicada a la danza profesional.
“Significa una trayectoria enorme de una compañía institucional, que representa al país a nivel internacional y nacional, y tener yo ya cumplidos 30 años de bailar dentro de la compañía es un honor”, manifestó.
Mamita –como se le llama con cariño en el medio– “ha aprendido, soñado y vivido” desde que a los 23 años integró el elenco de la CND. “Mi vida es la danza, todas mis 24 horas y 365 días es la danza”, dijo.
De acuerdo con Varela, la CND le ha aportado muchísimo como persona, pues es una vida con líneas trazadas de frustraciones, alegrías, sueños cumplidos y el desarrollo de proyectos dancísticos.
Ella ha visto pasar más de cien bailarines de distintas edades, algunos de los cuales se han quedado como parte del elenco y otros han continuado su camino para conformar agrupaciones independientes e incluso salir del país buscando nuevos derroteros.
Para Varela, también el hecho de que el puesto de dirección cambie cada cuatro años –con algunas excepciones- hace de la institución un programa definido por quien esté a la cabeza.
“Es difícil porque la gente pasa y uno permanece. (Las direcciones) han estado bien algunas y más duro otras. Traen proyectos interesantes, quieren hacer muchas cosas, pero no siempre se da como tiene que ser, o se cuida el bailarín que es la joya de la compañía”, aseveró Varela.
Otra de las bailarinas del elenco estable es Wendy Chinchilla, quien tiene 14 años de pertenecer a la agrupación y, en esa medida, la considera su casa: un espacio donde ha aprendido como bailarina profesional y tenido experiencias enriquecedoras, gracias a los compañeros, coreógrafos y festivales nacionales e internacionales.
Chinchilla se graduó del Conservatorio Castella en la especialidad de danza y luego ingresó al programa de aspirantes de la CND que dirigía Mimí González; posteriormente se formó en Francia durante dos años y regresó a la CND.
“Uno nunca termina de formarse porque siempre está experimentando diferentes técnicas, tendencias y pensamientos. La Compañía siempre invita a coreógrafos distintos, porque no hay uno de planta, y para mí ha sido brutal la información que he recibido y el aprendizaje al que he tenido acceso en el plano laboral”.
Con cinco años de ser parte de la CND por servicios profesionales, para Fabio Pérez Solís el aniversario de la institución es una maravilla, puesto que la gestión en el ámbito de lo administrativo-burocrático y gubernamental-político “no es fácil”.
“40 años de sostener un proyecto artístico a este nivel, para mí es una gran hazaña que lo convierte en un grito político”, subrayó Pérez, al considerar las dificultades de sostener el arte en un ambiente en el que imperan condiciones no siempre favorables.
Pérez, publicista y bailarín de hip hop y breakdance desde años anteriores, recordó que la primera vez que vio danza fue a la CND en el Teatro Nacional en la celebración del 35 aniversario de la institución con la obra Ineluctable el tiempo, de la maestra y coreógrafa Nandayure Harley.
“Usaban una escenografía enorme que daba vueltas y (el bailarín) Alexánder Solano, salía con un vestido rojo y levantaba la pierna. Tengo esa imagen tan grabada. A partir de ahí dije: yo quiero estudiar danza”, narró.
El tener la plataforma de una compañía estatal es una “bendición”, puntualizó Pérez; no obstante, para el bailarín los movimientos políticos, sean de derecha o izquierda, no consideran a la danza con la seriedad requerida.
Para Pérez, el arte transforma a los seres humanos y educa desde el punto más sensible, pero al ser difícil de cuantificar los políticos le quitan recursos.
Vida, en homenaje a la danza
La CND invitó al coreógrafo cubano Pepe Hevia (1971) a hacerse cargo de la coreografía en homenaje a la trayectoria de la institución.
Es la segunda vez que el coreógrafo dirige a la Compañía, pues en 2013 montó Cuerpo Translúcido en el Teatro de la Danza.
En esta ocasión conmemorativa, Hevia centró la obra en una propuesta sobre la danza en sí misma, “que no haya otro pretexto ni otro trabajo de dramaturgia más allá que el concepto que la propia danza me ha ofrecido a mí desde los cinco años, a nivel profesional”, dijo, en referencia a su formación en La Habana, Cuba.
Para el coreógrafo es una reverencia a las grandes mujeres creadoras, como Martha Graham y Pina Bausch, así como por las aquellas que deciden ser madres y continuar con su profesión.
“Vida incluye la palabra madre y mujer. Tengo una afinidad muy grande por las mujeres bailarinas, como no abandonan su profesión por tener sus hijos. Hay algo autobiográfico que es la figura de mi madre en el personaje central de la obra que se llama Vital, que encarna Wendy (Chinchilla), quien me inspira por verla madre y tan poderosa no solo en escena sino el día a día”, detalló Hevia.
A la vez, Vida es un reconocimiento a todos los artistas que han pasado por la CND: maestros y directores, bailarines que perduran hasta el presente y a la vez a aquellos que partieron y han dejado una huella.
“Este espectáculo es para todos ellos; es una celebración, un ritual”, reiteró Hevia, quien explicó que el trabajo creativo no partió de la improvisación, sino de un estudio profundo de su estilo, del cual se apropió el elenco con creatividad.
De acuerdo con Hevia, le interesan grupos como el de la CND que son menos homogéneos, que expresan contrastes como el de la edad y la expresión emocional y escénica, y que obligan a crear e investigar a través de cuerpos diversos.
Hevia dijo que al estudiar la biografía de la CND descubrió un elenco con una trayectoria intensa, que vivió momentos difíciles puesto que la danza es una de las manifestaciones artísticas menos apoyadas por el Estado y la sociedad en general.
“Creo que con 40 años de existencia tiene que haber habido una labor intensa, sobre todo de los que todavía están con el fin de defender la institución de una manera muy sólida”, destacó Hevia.
La última escena de la coreografía Vida, precisamente hace referencia a esa defensa, expresada en la esencia del bailarín o el guerrero: “el que puede con todo, el que está implicando su salud cada día de trabajo, porque está arriesgando no solo en el escenario sino en la sala de ensayos”.
Según Hevia, los bailarines llevan su cuerpo al límite y “eso no ocurre en todas las profesiones. Eso es impactante”.
¿Quiénes son la CND?
Elenco estable: Roxana Coto, Lorenlaine Varela, Xinia Vargas, Miriam Lobo, Wendy Chinchilla, Alexánder Solano, Carlos Soto, Neni Bolaños y Pablo Caravaca.
Contratados por servicios profesionales: Fabio Pérez, William Retana, Camila González, Tamara Otárola y Tyronne Guardado.
Directores: Elena Gutiérrez, Marian Pérez y Elsa Flores (ambas por periodos cortos), Marcela Aguilar, Cora Flores, Carlos Ovares, Humberto Canessa, Francisco Centeno, Patricia Carreras (en dos periodos), Mimí González, Adrián Figueroa y Sylvia Montero.
Equipo técnico y área administrativa: Henry Hernández Vega, Ronald Araya Jiménez, Alfredo Martínez Jiménez, Luis Antonio Romero Zúñiga, Graciela Bolaños y Cristina Sáenz Chacón
Producción general: Sylvia Sossa
**Fe de erratas: en la primera versión del artículo se consignaron erróneamente los nombres de Pablo Caravaca, Lorenlaine Varela, Neni Bolaños y Tyronne Guardado; también se omitió el nombre de Graciela Bolaños en el equipo técnico y área administrativa.