En los cuerpos humanos, en el sistema vascular de las plantas, en el espacio, en todo lo que nos rodea existen conexiones e interconexiones que van de lo microscópico a lo cósmico, y en las manos de Alessandra Sequeira se convierten en trazos de tinta china sobre papel.
Sus obras, gotas de tinta unidas con otras para formar figuras semejantes a las neuronas que conectan cada proceso de nuestros cuerpos, se desprenden de sus sueños y simbolizan la eterna búsqueda de la integración colectiva.
Sequeira comentó que, a raíz de una experiencia de Vida-muerte-vida, ella comenzó a pintar lo que aparecía en sus sueños y así, dijo, comenzó un “camino interno” que le ayudó a reconectarse y reconocerse, hasta que decidió comenzar a compartir su experiencia con otras personas y “ser un vehículo para traer conciencia” a través de trazos y manchas sobre papel.
Según afirmó, sus cuadros aparecían como fotografías mientras dormía y luego los pintaba, como forma de tratar de entender los sueños. Así, de pronto, comenzó sin saberlo a pintar retratos de conexiones neuronales y al reconocer las figuras, “entendí que mis sueños eran una exploración de mí misma”.
Más aún, al conocer que conexiones con formas similares se trazan en el proceso de formación de las estrellas y en el sistema vascular de una planta, se convenció de que había a su alrededor un mensaje claro: un llamado a la unidad, a la hermandad.
“No vinimos al mundo a vivir vos tu historia y yo la mía, si no nos conectamos unos con otros, si no nos despertamos juntos, si no adquirimos conciencia, no hay evolución, no hay vida, no hay amor, y el arte es eso, es compartir”, comentó la artista.
Entonces, decidió que una forma de agradecer su proceso de sanación era compartir su experiencia; comenzó a trabajar con grupos y organizaciones la técnica de pintar con canuteros tinta china sobre papel como forma de terapia y espacio de socialización, pues para ella “cada pieza se convierte en una ceremonia y cada cuadro es una plegaria”. Inició con la Fundación Lloverá Comida, aquí en el país, y continuó construyendo obras en otros espacios.
La más reciente serie de Sequeira “Caligrafía cuántica” se ha desarrollado en distintos países, entre los que se encuentran Nicaragua, Guatemala, Estados Unidos y Bélgica. En ocasiones, las obras nacen de sus manos; en otras, son creadas de forma colectiva, bajo su guía. “El ejercicio permite que un grupo de seres humanos, al menos por un rato, no se sientan solos, convivan y construyan un espacio donde el ego y el yo desaparezcan, y la obra de arte que resulta sea hermosa y esté cargada de energía linda”, dijo.
Una de las obras que integra la serie la llevó a ser recientemente seleccionada como artista internacional emergente en el concurso Gallery Show Award, de Dubai; en el que participaron cerca de 3.000 artistas con sus obras.
Este premio le permitió, además de ingresar al mundo y mercado del arte del otro lado del mundo, servirse del efecto bocina que ofrecen esos espacios artísticos, de modo que el proceso continuó con una exposición suya en la galería TAG, en Bruselas.
La artista, cuya formación comenzó en las aulas de la UCR y concluyó en la “universidad de la vida”, comentó que de esa forma pudo llevar el nombre del país y llevar su mensaje “cargado de buenas energías”. Como representante de Costa Rica, “privilegiada de vivir en un país de naturaleza alucinante, no puedo no tener presente siempre que todo lo que nos rodea nos indica que vinimos al mundo con la misión de hermanarnos, de no creernos mejores unos que otros, de ver que somos iguales, de sentir amor, comprensión, solidaridad”.
