Cultura

Cenicienta de la campaña electoral: la cultura

En 2015 Nuccio Ordine, profesor de la Universidad de Calabria, Italia, publicó La utilidad de lo inútil, libro en el que hacía una defensa...

En 2015 Nuccio Ordine, profesor de literatura de la Universidad de Calabria, Italia, publicó La utilidad de lo inútil, libro en el que hacía una defensa de la visión humanista y de la cultura, en un contexto en el que la técnica y las finanzas predominan en el mundo entero, y para su sorpresa su ensayo se convirtió en un best seller.

Esa visión que condena las humanidades al ostracismo se replica en diferentes continentes, desde el europeo hasta el americano, y en el contexto de la actual campaña electoral costarricense se evidencia con creces, dado que el tema de la cultura está ausente entre los discursos principales que hablan de corrupción, de déficit fiscal, de inseguridad, de religión y de derechos para ciertos sectores.

En medio de esos discursos predominantes, complementados con los numerosos ataques personales entre uno y otro candidato, el asunto cultural apenas si se asoma a la palestra, cuando algún interesado pregunta por el rumbo que tomará la cultura en un eventual gobierno de alguno de los 13 aspirantes a la Presidencia.

Un recorrido por las páginas web, las de Facebook y los planes de trabajo de las distintas agrupaciones confirma que la cultura se ve escasamente reflejada en dichos espacios y cuesta ubicar un comentario, una alusión o una exposición fuerte de la visión que los partidos tienen de la cultura que ha de guiar al país en los próximos años.

Un repaso por lo que ofrecen el Partido de los Trabajadores (PT), Partido Liberación Nacional (PLN), Partido Republicano Social Cristiano (PRSC), el Partido Accesibilidad sin Exclusión (PASE), Movimiento Libertario (ML) y el Partido Integración Nacional (PIN) así lo constata.

De los partidos citados el que más espacio de exposición le dio en su programa es el Partido Republicano, en el que se argumenta que cultura no debe referirse solo a las bellas artes; por lo que apela a un concepto de cultura más amplio, en la línea que alguna vez la Unesco impulsó y que le otorgaba al término cultura un espectro tan indefinido que terminaba por extraviarse en su propia definición.

La otra agrupación que se refiere directamente a su visión de la cultura es el PLN, mientras que el resto de los partidos citados permanecen prácticamente al margen.

En el programa del PIN, por ejemplo, llama la atención que la palabra cultura aparezca una sola vez y se hace en el contexto de las acciones que dicho movimiento tomaría en el ámbito de la educación y para hacer una defensa de la “herencia cultural”.

Una situación similar se presenta con el PT, en el que por su programación se habla de la lucha de los trabajadores frente a los empresarios, la jornada laboral de 40 horas, el desempleo y la pobreza de las mujeres y los aumentos salariales, entre otros, sin que la cultura asome explícitamente en dicha propuesta.

Consultado al respecto del por qué consideraba que la cultura estaba ausente en la campaña electoral, Jhon Vega, el candidato presidencial del PT, sostuvo que en el caso de los debates los organizadores de plano marginan a la cultura porque consideran de más relevancia asuntos como los de seguridad, economía y el fiscal.

A ello, agregó, se ha sumado en el contexto de la campaña la discusión religiosa, que ha ocupado un espacio cada vez más creciente.

Vega considera que el tema de la cultura debería de ser relevante por cuanto hay una serie de problemáticas en el país que urge resolver. Citó el caso de que muchos artistas no cuentan ni siquiera con seguridad social: “El sector de los artistas en el país ha sido maltratado durante muchos años”, dijo.

Para Vega “el sector cultura ha experimentado un deterioro sistemático en general, por la falta de financiación y por el abandono en general”.

En su criterio, lo experimentado con la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN), en la que sus integrantes gozan de todas las condiciones para laborar, debería de ampliarse a otras actividades artísticas.

La concentración de la cultura en San José centro es otra de las preocupaciones que han de tomarse en cuenta en un futuro Gobierno. “No se puede decir ni siquiera que la cultura se concentra en el Gran Área Metropolitana, porque hay un montón de lugares a los que no llega, dado que se circunscribe a los parques centrales de la capital”.

A la desconcentración de la cultura, Vega le añadiría la necesidad de que el presupuesto nacional suba al menos al 1 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). “Ese fue un compromiso de campaña que el gobierno de Luis Guillermo Solís tampoco cumplió”.

“La cultura sigue siendo en Costa Rica muy elitista y algunos espectáculos son muy onerosos, así como el propio alquiler, por parte de los artistas, de espacios como el Teatro Nacional y el Melico Salazar”.

IMPOSIBILIDAD DEL 1 POR CIENTO

Álvarez Desanti sostiene que la cultura desde un principio ha sido importante en su campaña y que para tales fines se reunió al comienzo de la contienda con distintos representantes del sector y que mantiene un canal de comunicación abierto para todo aquel que desee plantear o discutir sobre dicho sector.

“El tema cultural siempre ha estado presente en mi campaña, desde el inicio se trabajó con el sector para determinar las mayores necesidades en el campo cultural del país.

Además, fuimos los primeros en reunirnos con el sector en una actividad abierta que nos permitió conversar con diversidad de profesionales, entre ellos diseñadores de moda, artistas, educadores, cineastas y gestores, entre otros.

Este conversatorio se realizó en el teatro Eugene O’Neil. Igualmente, nos mantenemos presentes en redes sociales con un mensaje y un canal de comunicación directo al sector”.

Si se revisa, no obstante, el Facebook del PLN el tema de la cultura no aparece mencionado entre las muchas actividades proselitistas desarrolladas por el candidato y los aspirantes a la vicepresidencia.

La cultura sí es tratada en el Plan de Gobierno que dicho partido impulsaría en caso de alcanzar la victoria electoral. Entre las propuestas se refiere a la necesidad de establecer una política nacional del libro y la lectura, así como fortalecer la iniciativa de proartes y mejorar canales de comercialización para los artesanos.

En relación con las principales medidas que tomarían en su gobierno, citó que daría un impulso “a la economía naranja, apoyando las industrias culturales y los productos

elaborados en el país”, fortalecería “la gestión cultural” y modificaría la ley 7555 de patrimonio histórico, impulsaría una ley para fortalecer el centro de cine así como una “ley para el centro nacional de las artes escénicas del Melico Salazar”.

El candidato, sin embargo, fue tajante en que el dedicar un 1 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) para el presupuesto de cultura es un imposible.

“Un 1 por ciento del PIB equivale a cinco veces lo que se les asignó en 2017 al Ministerio de Cultura y sus diez desconcentradas. Para llegar al 1 por ciento del PIB habría que quintuplicar su presupuesto. No solo el Gobierno tiene restricciones fiscales enormes, sino que no creo que puedan ejecutarlo”, afirmó.

UN TEMA MARGINADO

El Partido Republicano, en su Plan de Gobierno, expresa sus preocupaciones sobre el patrimonio, la pérdida de lectura por parte del costarricense y la necesidad de universalizar más el impacto cultural.

Hernández, sin embargo, admite que desafíos como el déficit fiscal, la inseguridad, la falta de empleo y la pobreza han centralizado el debate en la campaña electoral.

“Excepto el Partido Republicano, no creo que haya otro partido que haya hablado de la cultura como motor del desarrollo y que es parte integral de la violencia social, por eso es que se nota la ausencia de una estrategia en este campo”.

Para Hernández, las tres principales acciones que haría en su gobierno sería “reactivar los espacios culturales, establecer una alianza entre Cultura, Ministerio del Ambiente y Educación para propiciar una formación integral del costarricense”; así como enfocar dichas políticas sobre todo en “áreas marginales y deprimidas”, porque el sector cultural se ha centrado en exceso en la GAM.

El candidato del Partido Republicano afirmó que “por supuesto que haremos los cambios necesarios para aumentar en forma progresiva el presupuesto hasta alcanzar de forma progresiva el uno por ciento del PIB para la cultura, como lo recomienda la Unesco”.

AUSENTE

El PIN, en su plan de trabajo, habla de la educación, el ambiente, el transporte, las vías de comunicación y de mejorar el tren, pero en ningún momento se refiere a qué hará con el campo cultural.

Llama la atención la omisión, porque Castro cuenta con varios libros publicados tanto en el ámbito de su ejercicio profesional como algunos de poesía, por lo que de ello se podría deducir que le interesa la cultura en general.

Para ahondar en la propuesta, al candidato del PIN se le enviaron a petición, con tiempo, preguntas por medio de su periodista Roberto Acosta y luego se llamó directamente al  número de celular del candidato.

Aunque se le dio tiempo al límite del cierre de edición para conocer su postura respecto de un tema que es marginal en la mayoría de las propuestas formales revisadas, y ausente en los discursos emitidos en las distintas plataformas, al final no fue posible obtener su versión.

En cuanto a la visualización del interés por la cultura, una situación similar ocurre con el PASE, que en su propuesta integral no ahonda en ningún momento en cuáles son las áreas que más interés les despierta para mejorarlas o fortalecerlas.

López habla de Trabajo, emprendimiento, fortalecimiento de la cultura indígena, de la afroamericana, de transporte, de seguridad, de derecho y acceso a la justicia, de protección al ambiente, pero el tema de la cultura, con sus señas de identidad, con sus desafíos, con sus fortalezas y debilidades no aparece por ningún lado.

Para el PASE es como si la cultura no existiera o está del todo bien, de tal forma que no merece ni una mención.

A López se le hicieron exactamente 25 llamadas en diferentes días y, pese a que se habló con uno de sus asesores, no tuvo la cortesía de atender las consultas de este medio.

Igualmente, fue imposible lograr una reacción por parte de Otto Guevara, del Movimiento Libertario, al que se llamó por varias vías. Llama la atención que los números telefónicos de la página web y de Facebook y los que facilita el servicio 1113 ni siquiera coinciden con dicha agrupación. ¿A qué tipo de cultura responde tal situación?

Cuando Nuccio Ordine, desde su cátedra y sus ensayos, alerta sobre la marea que arrastra al fondo del olvido y la marginación a la cultura ya las humanidades en la vieja Europa, apenas si sospecha que ese oleaje también alcanza a América Latina en general y a Costa Rica en particular, donde queda de manifiesto que en la campaña electoral el discurso en torno a la cultura ha sido relegado a un tercer plano.

 

 

 

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