La artista nicaragüense-costarricense Emilia Yang forma parte de la colectiva Unión de Feministas Engendrando Nuevos Sistemas (Unfes) que expone hasta el 20 de setiembre en el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo (MADC).
Con el nombre poético y sugestivo, y a la vez concreto y matérico, de “Somos mares, ríos, flores, minerales, volcanes, montañas, y compost”, la muestra del MADC reúne a ocho artistas, curadoras y activistas feministas del istmo centroamericano.
Las más de 40 obras son creaciones de Emilia Yang (Nicaragua / Costa Rica), Maya Juracán y Marilyn Boror Bor (ambas de Guatemala), Gabriela Novoa (El Salvador), Mariela Richmond Vargas (Costa Rica), nara ila (Nicaragua) y Ana Laguna y Rissethz Yangüez Singh (ambas de Panamá).
“Somos mares, ríos, flores, minerales, volcanes, montañas, y compost” presenta el resultado de investigaciones individuales y colectivas, un archivo de sus procesos, referencias, inspiraciones y una biblioteca llamada “Centraka de Arte Feminista”.
La muestra incluye artistas invitadas de la Colección del MADC, para poner a dialogar y generar imaginarios de futuros compartidos en solidaridad, sanación y liberación por medio del arte.
Las mujeres de Unfes centran sus prácticas en la construcción de redes de apoyo, colaboración e intercambio de conocimientos, a partir de las cuales cuestionan las historias oficiales de sus respectivos países.
Asimismo, el colectivo interroga y discute sobre las exclusiones y disidencias de las mujeres tanto en el arte contemporáneo, como en el ámbito regional.
Con esta exposición, el MADC se acerca a diversas realidades del territorio centroamericano desde una sensibilidad material, con elementos como el agua, el aire, la tierra, los tejidos y el cabello, enfatizando en el cuidado y la sanación de los cuerpos”, expresó Sofía Villena Araya, curadora jefa del MADC.
Para el Colectivo Unfes, esta convergencia dialoga con el espíritu del museo de ser un faro para el arte crítico y comprometido en la región.
“Sentimos que este es un tiempo propicio para entrelazar nuestras luchas, para tejer redes sensibles, firmes y así resistir juntas las olas de violencia que nos atraviesan, sosteniéndonos desde la creación y la ternura radical”, manifestaron en conjunto las mujeres de la agrupación.
Complicidad feminista
Un cometa galáctico y portal al futuro, un videoarte, documentación de procesos, una manta y un altar colectivo con fotos y flores, fueron las obras que Emilia Yang creó junto a feministas migrantes y exiliadas en Costa Rica, organizadas en colaboración con la Colectiva Feminista Volcánicas.
Los objetos, dispositivos y archivos forman parte del breve Estudio Abierto titulado La Futura en colectiva es una promesa, que Yang exhibió en el marco del programa de residencias internacionales de un mes de satis.FACTORY, en Barrio Escalante.
A lo largo de tres sábados de mayo, la artista “abrió un espacio de cuido, escucha y complicidad para soñar e imaginar un futuro feminista centroamericano en el 2035”.
La muestra convocó al público a reflexionar junto a ella sobre su práctica artística y a contemplar las piezas creadas por ella y en colectivo, durante su estadía en satis.FACTORY.
Yang aprecia haber convivido en un espacio generoso y productivo en Costa Rica para acoger a un grupo de feministas nicaragüenses exiliadas, y así imaginar y crear juntas la Centroamérica del futuro.
Para Yang, ese sueño es memoria y justicia, que significa cuido y reencuentro con las amigas y compañeras dispersas por el mundo a raíz del exilio forzado que viven, producto de la violencia estatal de Nicaragua desde el 2018.
La residencia, también le ha permitido tender lazos y redes de solidaridad con artistas y activistas costarricenses.
Satis.FACTORY es un espacio de arte y residencias para artistas, independiente e interdisciplinario, comprometido con apoyar estimular e internacionalizar la producción artística, el diálogo y el pensamiento crítico en Centroamérica.
Soñar la libertad
“Soy nicaragüense costarricense nacida en Costa Rica, pero a partir de los nueve años me fui a Nicaragua, y mi vida, mi formación adulta, fue allá”, cuenta Emilia Yang, en conversación con Semanario UNIVERSIDAD.
“He realizado bastante trabajo activista, artístico y de documentación. Por ejemplo, en Nicaragua hice un trabajo de documentación de la violencia a las víctimas del Estado, porque asesinaron a mi tío en el 2018.
Soy parte de la organización Asociación Madres de Abril, grupo de personas víctimas que demandan los derechos a la justicia, la verdad y la memoria.
En 2019, 2020 y 2021 la situación se puso muy fea y me tuve que exiliar con mi esposa. Desde entonces vivimos en Estados Unidos y yo trabajo en la Universidad de Michigan.
Sigo comprometida con la organización y soy parte de un proyecto sobre la memoria llamado Ama y no olvida, Museo de la Memoria Contra la Impunidad. Por eso no puedo regresar a Nicaragua.
Desde que estoy afuera reflexiono sobre el exilio, pues los duelos, tanto por la muerte de mi tío, de mi mamá, que murió después, y el hecho de que no puedo regresar a Nicaragua, se han ido acumulando.
Hice otro trabajo en Nicaragua que es la base de lo que hice en satis.FACTORY. Paralelo al proyecto de la memoria llevé a cabo unos encuentros con artistas feministas para proveernos de un espacio seguro, de apoyo, para compartir conocimiento entre nosotras, platicar y sentir que no estábamos tan reprimidas.
A partir de la invitación a chicas feministas exiliadas de la agrupación Feministas Volcánicas, que hacen trabajo de incidencia y comunicación digital, durante tres semanas en la residencia de satis.FACTORY, imaginamos un futuro en libertad.
Resultado de la experiencia creativa presento en el MADC una manta, surgida de la idea de una manta para una marcha en el 2035, donde nos podamos reencontrar con nuestras amigas dispersas por el mundo.
La manta dice ‘El reencuentro es nuestro’. Las chicas trajeron sus fotos de marchas del pasado y las transferimos a telas para intervenir la manta con esas imágenes.
De forma paralela trabajé en la documentación de estos procesos que también se muestra en el MADC.
También creé un cometa —un papalote— como el que mostré en satis.FACTORY, pero mucho más grande, que lo hice primero en Nicaragua y ahora otra versión que realmente vuela. El objetivo del cometa es la señalización de un espacio seguro para feministas.
Es como una batiseñal, como una centella, algo que uno lanza al cielo, que me imagino como un portal hacia el futuro, como un gusano.
También construimos entre todas un altarcito, que para mí es la idea del tiempo y la memoria, y cómo el pasado y el futuro están construyendo constantemente el presente.
Con esas comunidades pienso ¿cómo podemos aprender de lo que hemos vivido en el pasado? Es muy doloroso y traumático todo lo que sucede y ha sucedido en Nicaragua. ¿Cómo podemos imaginarnos un futuro de manera prefigurativa?, porque tanto la memoria como el futuro es un territorio en disputa.
Hay gente que se imagina un futuro superoscuro, supercapitalista, pero también hay gente que se imagina participando en movimientos sociales para alcanzar la libertad y la justicia”.
*Por error en el artículo original se escribió el apellido de Emilia como Lang, el correcto es Yang.
Territorios de mujeres artistas centroamericanas
La exposición estará abierta de manera gratuita a todo público de martes a sábado en horario de 10 a.m. a 4:45 p.m. hasta el 20 de septiembre.