El destacado escultor y pintor costarricense Aquiles Jimenez presentó su primer libro de cuentos Sombras de la memoria, que explora sus vivencias creciendo en El Roble de Santa Bárbara de Heredia. Los cuentos rescatan las historias de los personajes juntos a los que vivió el autor .
Aquiles Jimenez, escultor y pintor, es una importante figura del arte costarricense. Estudió escultura y pintura del Conservatorio Castella. Luego sacó sus estudios en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Costa Rica. Obtuvo también la Licenciatura en Escultura en la Academia de Bellas Artes de Carrara en Italia. Ha tenido una brillante y amplia carrera durante la cual fue galardonado múltiples veces. Fue acreedor de dos Premios Nacionales de Escultura Aquileo J Echeverría, así como reconocimientos en Italia, Argentina, Perú y Brasil.

El libro nace de una conversación que Jimenez tuvo con un amigo de su pueblo: el Roble de Santa Bárbara de Heredia, “camino al volcán Poás, casi llegando a Carrizal”. En esa ocasión recordaron diferentes anécdotas y personajes que luego dieron pie a los cuentos que conforman la obra.
El autor explicó en una entrevista para UNIVERSIDAD que fue su propia familia quienes le ayudaron a reconstruir las historias, por ejemplo, su hermana Fulvia quien se caracteriza por tener buena memoria. “Lo que me ayudó también fue que en mi casa mi mamá recibía a todos esos personajes, les daba café o les daba algo más. Entonces algunos de esos personajes los tenía bastante presentes, a otros no tanto”, comentó el autor.
Para Jimenez, la parte más satisfactoria fue en la que pudo mezclar la realidad con la fantasía: “El hecho de que tuviese una imagen poco nebulosa de estos personajes me sirvió para imaginarlos y para reconstruirlos (…) La parte que más me gustó (fue) coger las imágenes perdidas de esa época como sombras en la memoria y reconstruirlas bajo un criterio creativo”.
El escultor afirmó que, aunque la literatura no le es extraña porque tiene tiempo de escribir, sí sintió el cambio de trabajar en el arte plástico a trabajar en cuentos. “En el proceso de la escultura yo hago varios bocetos, escojo uno y me voy directo a la cara piedra, ya más o menos tengo el camino (…) con los cuentos fue diferente porque resulta que empecé con un personaje, empecé a escribir y de pronto yo me pregunté, pero ¿cómo se termina esto?”, explicó.
Aun así, Jiménez mencionó que la poesía no abandona su escultura: “Yo creo que hay una cierta relación y una cierta unión entre las cosas que yo hago. Ese anclaje que está en todas las cosas (que hago) es la poesía misma”.
El artista contó que gracias a Andrea Gätjens, una diseñadora y amiga suya, fue posible la publicación con Tranvía Ediciones. Gaglione ya había hecho diferentes diseños para libros académicos de Jiménez.
Un día llevó a Luis Ricardo Rodríguez, la cabeza de Tranvía Ediciones, a la casa del autor. “Yo pensé que tal vez me iban a decir: ‘Bueno, ahí le avisamos o vamos a leerlo, lo vamos a estudiar’. Para mi sorpresa don Luis Ricardo Rodríguez me dijo de una vez: ‘Yo estoy interesado en publicar esa obra’”.
Con toda la experiencia de Jiménez en el arte plástico, ahora emprender un nuevo rumbo en otra área artística es todo un “reto”. “Esto era diferente, era entrar en un campo que siempre me ha gustado, pero que nunca me he atrevido a publicar. La satisfacción fue realmente diferente, me encantó”, dijo Jiménez.
Esta obra significó una chispa en el fuego literario que Jiménez lleva por dentro. “Me siento realizado realmente porque para mí es el inicio de un proceso como escritor. Yo quiero seguir escribiendo, quiero seguir publicando y ya este libro me dio esa confianza. Creo que voy a aprovechar ese impulso”, aseguró.
Entre los planes futuros de Jiménez está adentrarse más en el mundo literario. Asimismo, expresó interés por publicar otros libros e incluso escribir una novela.
