De momento, parece que la Asociación de Compositores y Autores Musicales de Costa Rica (ACAM) ha logrado capear la borrasca que se le armó en redes sociales, luego del anuncio de que las transmisiones en internet de conciertos o recitales deben contar con una licencia y para ello se debe pagar una tarifa.
Las personas asociadas a esa organización aún están a la espera de una comunicación anunciada para este miércoles respecto al tarifario aplicado, pero las aguas parecen calmarse un poco tras una reunión realizada la semana pasada y una aclaración de parte del guitarrista Edín Solís, presidente de ACAM, divulgada el fin de semana.
El crecido oleaje de la discordia emergió el 7 de julio, cuando esa asociación informó que “todo evento que se desarrolle de forma virtual en cualquier plataforma, en el cual realice comunicación pública de obras musicales protegidas, sea con o sin cobro de entrada, o bien cuente con alguna mecánica de participación, deberá contar con la licencia respectiva”.
El tarifario elaborado para tal efecto establece cobros por las licencias que abarcan desde $3 hasta los $300, según número de visitas al evento, la intensidad en el uso de la música y si el evento se mantiene publicado a disposición del público.
En momentos en que precisamente el sector de la música es de los más golpeados por la crisis pandémica y en que ese tipo de transmisiones se ha constituido en un bote salvavidas para cantidad de artistas, la imposición de tales cobros fue el detonante de una tromba de reclamos en redes sociales.
En rebeldía… suspendida
Cuando en marzo se canceló toda actividad masiva, al igual que todos sus colegas el cantautor Humberto Vargas vio desmoronarse su agenda de eventos, que incluía una gira planeada para abril. “Soy mi propio productor y mánager”, acotó.
“Los músicos -recordó- nos quedamos sin trabajo antes de que cerraran hoteles, restaurantes y toda la parte turística. Fuimos lo primero que se fue y no hace falta ser un sabio para saber que seremos los últimos en volver”.
Así, Vargas (ganador de la Gaviota de Plata en Viña del Mar 2006) decidió aprovechar un pequeño ático en su casa para transmitir en vivo dos programas que creó: Si me contás te canto, de entrevistas, los martes, y los viernes Guitarreando, en el que ofrece conciertos en los que explora aportes específicos al mundo de la música. Las últimas dos ediciones fueron dedicadas a Guanacaste y al brasileño Roberto Carlos, y este viernes abordará parte del amplísimo repertorio argentino, “desde Sui Generis hasta Carlos Gardel, pasando por Mercedes Sosa, lo que de chance en una hora”.
Ambos programas son transmitidos en vivo, a través de su página de Facebook y además quedan disponibles para ser vistos posteriormente.
Vargas reconoció que el anuncio de ACAM pareció un golpe bajo en el peor momento, pero subrayó que “si lo hubieran dejado así como estaba, lo era”. De hecho, al conocer la información se declaró “en rebeldía”, pues consideró que “no puedo pagar ese tarifario, ni me parece justo, no es proporcional”.
El artista, sin embargo, llamó a la prudencia a todos sus colegas y a los medios de comunicación, pues aseguró que no hay malas intenciones detrás de la medida de la junta directiva de ACAM y está expectante a la nueva comunicación esta semana.
Espera que ACAM restructure su propuesta y por ello “tengo mi rebeldía en pausa”, ante la posibilidad de que se genere un tarifario “proporcional a mi uso de la música y a mis posibilidades. La clave es un tarifario justo”.
Agregó que “los derechos de autor deben ser respetados y en Costa Rica estaba empezando una cultura en ese sentido”.
Cabe recordar que ACAM es una de las asociaciones gestoras de derechos de artistas musicales en el país. Las otras son la Asociación de Intérpretes y Ejecutantes Musicales de Costa Rica (AIE) y la Asociación Costarricense de la Industria Fonográfica y Afines (Fonotica). Estas instancias mantienen un pulso con la Cámara Nacional de Radio (Canara) para que las emisoras comerciales reconozcan mediante pago toda la gama de derechos detrás de la producción musical.
“Lo que pasó es muy doloroso y muy dañino para nosotros, hay muchas empresas y agrupaciones que no quieren pagar ni reconocer los derechos de autor. La música es la materia prima para emisoras y para muchas cosas”, señaló.
“Solución beneficiosa”
Edín Solís, presidente de ACAM, expresó que durante este periodo de pandemia se da “una constante incertidumbre, las medidas que se toman obviamente no son algo que se pueda proyectar con meses, semanas o aún días” y reconoció que para el sector de la música ha implicado “mudar todo al entorno digital”.
Al abordar el aviso original de que todo evento debe contar con licencia y pago tarifas, Solís sentenció que “asumimos un grave error que se cometió desde el día uno en que se hizo un comunicado incompleto”.
Detalló que el 2 de julio se tomó un acuerdo en junta directiva, “producto de un análisis exhaustivo a nivel local y a nivel internacional” y, con base en ello, se elaboró “un modelo tarifario que estuviese aplicado a la realidad de la pandemia y que fuese aceptado sin mayor resistencia”.
Dijo que ese modelo “se socializó con productores de eventos y músicos, no con todo el sector, pero con gente clave que estaba haciendo eventos muy grandes y eventos un poco más pequeños. Estas tarifas fueron vistas con buenos ojos, de hecho fue consensuado, hasta las variables se discutieron”.
“El acuerdo fue que todas aquellas transmisiones que se hacen desde la casa o cualquier espacio sin marcas comerciales, no tenían que pagar derechos por la licencia. Cuando hicimos la aclaración ya el daño estaba hecho y la gente estaba enojada”.
Subrayó que en su aclaración del fin de semana, anunció que “a las transmisiones desde las páginas de artistas o en plataformas de redes sociales, aunque tengan marcas, no se les va a cobrar licencia, atendiendo el llamado del sector que debe buscar patrocinadores y no siempre son grandes”.
Según explicó, ese pago solo procede cuando la transmisión del concierto o evento se haga desde sitios o redes sociales de empresas patrocinadoras, y no cuando se realice desde las plataformas propias de los artistas.
Informó que todas las sociedades de derechos de autor del planeta tienen el mandato de hacer ese tipo de cobros, pues así lo manda la Confederación Internacional de Sociedades de Autores y Compositores (Cisac) que agrupa a 232 organizaciones en 121 países. “Obviamente se procura hacerlo con una sensibilidad social”, subrayó Solís.
Aunque aún las 3.400 personas asociadas a ACAM están a la espera del anuncio de esta semana, respecto al modelo tarifario y cómo se aplicaría, Solís afirmó que “logramos una solución beneficiosa para todos”.
Informó que “hemos estado licenciando sin problema, las tarifas no son un problema, las empresas lo entienden” y detalló que los fondos que ACAM cobra se destinan en un 30% para gastos administrativos y en un 10% a un fondo social y cultural, lo demás es “para los autores y compositores”, como unos ¢30 millones aportados durante esta crisis “para ayudar al sector con diferentes programas”.
Solís ponderó, además, que hay desprotección en cuanto a la cantidad de contenidos que se suben diariamente a plataformas digitales, “si eso continua y no se regula, artistas y creadores estarán regalando su trabajo a las plataformas, porque ellas lucran con publicidad”.