Abismo Blanco, un álbum que nace del “ahogo” de la pandemia, fue lanzado en febrero del 2024. Su título evoca al concepto principal de la obra: la niebla. Esta imagen acompaña sonora y visualmente a las siete piezas que componen el álbum. Desde ahí es que Susan Campos Fonseca, autora del disco, logra abordar los temas de identidad, extinción y resiliencia que rodean la composición.
Los instrumentos utilizados que podemos encontrar son el violín brörán, un instrumento musical propio del territorio indigena Térraba, el quijongo, clavicémbalo y piano con técnicas extendidas. A esto se le suman grabaciones de campo, cartografías sonoras y el proceso de postproducción que, como expresó la autora de la obra a UNIVERSIDAD, termina de tejer el ambiente sonoro y el concepto del álbum.
“Cómo tejemos estas contingencias y contradicciones que tienen que ver con las personas que somos como resultado de un proceso de colonización y resistencia”, Susan Campos.
Campos es compositora, música, profesora de la Universidad de Costa Rica (UCR) e investigadora costarricense dedicada a la música experimental y el noise music. Es doctora en música, máster en pensamiento español e iberoamericano y licenciada en dirección musical. Su destacado trabajo en musicología, estudios sónicos, filosofía de la cultura y la tecnología le han ganado distintos premios y publicaciones en libros y revistas reconocidas. Además de ejercer la docencia, actualmente trabaja con el sello discográfico Irreverence Grupo Music, quien patrocinó Abismo Blanco, y la editorial Nueva York Poetry Press
Campos relató que la motivación inicial del álbum surgió de sentirse “completamente ahogada durante la pandemia”. En un momento en donde las interacciones casi eran nulas, la artista, que reside en Turrialba, tuvo la oportunidad de reconectar con la naturaleza en un “mundo vacío”. Una experiencia que comparó con las obras de ciencia ficción distópica y que marcó fuertemente su trabajo.
Sobre la elección de los instrumentos para este trabajo, la compositora dijo, en el caso del quijongo, que fue gracias a un documental sobre las personas guardianas de la tradición de este instrumento en Guanacaste que se realizó en el Archivo Histórico Musical de la Escuela de Artes Musicales de la Universidad de Costa Rica, donde es coordinadora.
Gracias a este proyecto conoció a Isidoro Guadamuz De la O por medio de quien tuvo la oportunidad de acercarse al quijongo. Además, fue el mismo Guadamuz quien lo construyó para el álbum Abismo Blanco.

Campos señaló que el quijongo es “un instrumento producto del proceso de ocupación colonial y de la resiliencia de las poblaciones afrodescendientes, pueblos originarios y también asiático-descendientes” ya que posee elementos de estos tres grupos.
En el caso del violín brörán, resaltó cómo la tradición de violines indígenas es evidencia, nuevamente, no solo de la colonización, sino también la lucha de los pueblos por sus tradiciones. Dentro del disco, este instrumento resalta el tema de la extinción. Según explicó Campos, tanto la técnica de la creación y la interpretación del violín brörán como las maderas con las que se construyen están en peligro de extinción.
Con la mezcla de estos instrumentos tradicionales y otros europeos como el piano y el clavicémbalo, Campos busca representar “cómo tejemos estas contingencias y contradicciones que tienen que ver con las personas que somos como resultado de un proceso de colonización y resistencia”.
En el álbum también fueron fundamentales las participaciones de otros músicos como José Luis Hurtado y Julián De La Chica en el piano, Antonio Rosales con clarinete bajo, Juan Jose García en el contrabajo e Isabel Crespo Pardo en la voz. “Las personas artistas que están en el álbum fueron seleccionadas con muchísimo cuidado, no son obras para un instrumentista que va a llegar a tocar mecánicamente. Tienen que involucrarse, tienen que co-crear”, apuntó Campos.
Ella no cree en la figura de compositor tradicional donde “la verdad está en el escrito y las personas intérpretes tienen que ser leales a la verdad supuesta del autor”. La artista más bien apuesta por música que se “co-construye” y afirmó, sobre sus obras, que “cada vez que se interpretan son distintas, dependiendo de la persona que se acerca al código (…) son músicas que están siempre vivas”.
Para Campos, repensar esto y explorar en las formas que se hace música es muy importante: “Pienso que los sistemas que utilizamos tanto para nombrar como para componer pueden abrir o cerrar mundos”.
Abismo Blanco: Esta canción es la primera del álbum y se llevó a cabo a partir de un proyecto de Low Frequency Trío, “Nuevas Músicas Latinoamericanas” que fue galardonado con el apoyo de Ibermúsicas 2022. La composición fue grabada en México.
Evaporaciones For Quijongo & Harpsichord I, II y III: Estas tres piezas fueron grabadas en El Tanque del Museo de Arte y Diseño Contemporáneo, un tanque de metal donde antiguamente se procesaba el alcohol de la Fábrica Nacional de Licores. La sonoridad de este espacio le dió al quijongo y al clavicémbalo de estas obras un aire apocalíptico.
Ka̱ Bata: Campos contó que esta canción fue el resultado de una serie de talleres de artes sonoras que desarrolló en conjunto con Ileana Obando, lideresa de la comunidad Cabécar, en Alto Pacuare. Explicó que la base de la obra proviene de una canción compuesta por Carlos Brenny Hidalgo, un cantautor indígena costarricense.
Campos y Obando trabajaron mano a mano con la Asociación de Mujeres Cabécar Kjala Bata para llevar a cabo la grabación de esta canción con la comunidad. Tanto la madres de la asociación como sus hijos participaron de los talleres y formaron parte de la grabación. A esto se le suma el sonido del violín brörán y la experimentación con máquinas de ruido creadas por DLP Electronics.
Según relató Campos, la letra de la canción, traducida del cabécar al español, significa: “En las altas montañas donde nace el río, estaba aquel árbol, bajo su sombra escuché a mi abuelo/abuela cantar”. Para la artista esto representa una conexión “entre entidades humanas y no humanas a través del sonido”.
Quebrada: Esta pieza transporta a sus oyentes a los rincones profundos de Quebrada Amarilla donde las personas autóctonas del territorio “viven en equilibrio con la naturaleza” y cómo esto se contrasta con “la depredación turística que sufre el Pacífico Sur de Costa Rica”. La pieza fue compuesta en Quebrada Amarilla y grabada en la Central de Cine.
Hvem Ved [Quien Sabe]: Esta canción nace de un fragmento del poemario “Alfabeto” de Inger Christensen que dice “Quien sabe si yo quizás me llamo de otra manera distinta a mi (…)” y se puede escuchar también estas palabras interpretadas en la pieza.
Esta canción que cuenta con voz, violín brörán, piano y grabaciones de campo, habla sobre la identidad. “Es fundamental para el álbum el tema de los nombres de las personas y de los territorios, que indica todo este proceso de colonización y diseño de identidad”, expresó Campos.