Escribamos nuestra propia historia es una antología poética conformada por los poemas de 12 mujeres privadas de libertad que se encuentran en el Centro de Atención Integral Vilma Curling, el único centro penitenciario de mujeres en Costa Rica. El libro se encuentra disponible para comprar por medio de la Librería UCR virtual o en el espacio físico de la misma
El libro nace en el contexto del taller Semillas de Palabras, un programa que busca acercar la literatura y la comunicación a las mujeres del centro y tiene un enfoque feminista e interseccional. El taller es impartido semanalmente por personas estudiantes que forman parte del TCU-637: Derechos Humanos y Comunicación y Carolina Urcuyo, quién dirige este proyecto y fue la editora del libro.
Para conocer más personalmente sobre el libro, UNIVERSIDAD conversó con Johanna, una de las mujeres autoras del libro, a quien se identificará con su nombre a solicitud de ella. Lleva dos años formando parte del taller Semillas de Palabras en el que pudo desarrollar su gusto por escribir que tenía desde su infancia. Actualmente se encuentra en la modalidad semi institucional, donde se le permite pasar el fin de semana en su casa y entre semana en el centro. Esto hizo posible el contacto con la autora para esta nota.
Para Johanna este libro es una forma de demostrarle a las personas que aún las ven desde los lentes de los prejuicios que también son seres humanas y exponerles una parte vulnerable y artística de ellas por medio de su poesía.
“Hacer este libro (…) era la oportunidad de mostrarle a la sociedad el otro lado de la historia” explicó la autora. “Más allá de ser mujeres adscritas al sistema, somos personas al igual que cualquiera, somos parte de esta sociedad, no alguien a quien simplemente lanzas al exilio”, afirmó.
En el prólogo del libro, las escritoras plasmaron está idea decidiendo “los medios de comunicación han sido los escritores de nuestras vidas mediante mentiras, morbo y amarillismo. Nunca habíamos tenido la oportunidad para contar, con nuestras propias voces, cómo es la realidad que vivimos”.
“El libro Escribamos nuestra propia historia es una oportunidad para dejar a un lado ese estigma con el que vivimos y con el que lidiamos día a día”, Johanna.
Sobre el taller Semillas de Palabras, Johanna contó que se volvió un lugar seguro gracias a la disposición y la colaboración de sus compañeras que les permite hablar “sin temor a recibir represión”. “En los dos años que estuve en el taller, he visto florecer a muchas, al igual que ese cactus que ves en la portada del libro”, aseguró la autora.
Johanna comentó que, para ella, la literatura ha sido un escape para todas las cosas que se ha tenido que callar estando en el centro para “no preocupar a la familia, para no involucrarse en determinada situación o simplemente para no darle espacio a lo negativo del proceso”. La escritura se convirtió en una amiga con la que puede desahogarse.
“Escribir es liberación, es tener una herramienta donde drenar mis sentimientos y emociones o donde puedo echar a volar mi imaginación. En un contexto tan complicado, donde a veces nos toca callar”, afirmó Johanna.
La autora reforzó la necesidad de este tipo de espacios para los procesos de “reinserción” de las personas privadas de libertad. “Grupos como Semillas de Palabras nos ayudan a crecer, a conocernos mejor, a interiorizar en las causas raíz de nuestra historia, de exteriorizar nuestros sentimientos y aquello que guardamos y no comentamos abiertamente”, afirmó.
Tiempo acosador
Entre las agujas del reloj,
salto, corro y me impulso,
los números me persiguen
y el tiempo me amenaza.
El minutero gira y baila,
es tímido y sigiloso,
donde danza rápidamente
si no lo ves y cesa al público.
¡Sol, cuidado te caes!
Ejercitas tu luz tan ligero,
tan rápido; que tiempo no
puede alcanzarte.
La brisa parece semejar segundos,
me acaricia la frente y me besa,
pero me trauma susurrándome
que se me agotan las arenas.
Tengo el plato lleno,
se rebalsa y se desmorona,
las agujas botan mi día
y la noche lo vuelve a llenar.
Corro en círculos relojeros,
porque el tiempo me persigue
y mi camino-vida es corto.
Franciny Báez