- Exalumna del Liceo Experimental Bilingüe La Trinidad denunció acoso de parte del profesor de física matemática. El director le pidió grabar una conversación encubierta para creer su versión y luego el MEP la citó a un “careo” con el docente. Luego de esa experiencia Mónica Barboza abandonó ese colegio.
Una serie de mensajes y comentarios inapropiados llevaron a Mónica Barboza -entonces de tan solo 15 años- a denunciar al profesor de física matemática Juan José Gómez Artavia ante las autoridades del colegio.
Hoy tiene 24 años y recuerda un proceso cargado de intimidaciones y escepticismo que se resolvió a favor del docente del Liceo Experimental Bilingüe La Trinidad.
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A diferencia de otras de sus compañeras que callaban por miedo a represalias, Barboza le contó las irregularidades que había sufrido a una orientadora de apellidos Herrera Martínez.
“Él empezó a mandarme mensajes de texto, me medía los tiempos. Había días que ni siquiera tenía que ir a clases, porque yo arrastraba materias. Él tenía todo fríamente calculado. Cuando yo no llegaba al colegio me ponía un mensaje diciendo que me estuvo esperando. Yo iba mal en una materia y él me puso un mensaje diciéndome que me podría ayudar a pasar el trimestre. Le pregunté qué cómo me podía ayudar, él me dijo, bueno, eso lo tendríamos que hablar. Como vi que las cosas se pusieron mal, acudí a las autoridades del colegio”, relató la joven.
La denuncia escaló hasta el despacho del director Armando Chacón, quien le pidió a la adolescente que -de manera encubierta- grabara una conversación con Gómez Artavia para así poder creer en su versión.
“Él a mí me expuso, me dio una grabadora y me dijo, vaya grábelo y le creo”.
Mónica cuenta que fue al aula con la excusa de pedir ayuda para una materia, como parte del montaje que le pidió el director para creer en su versión.
“Me metió a la clase (Gómez Artavia), me dijo ‘qué dicha que vino’, cerró la puerta y me sentó en un pupitre a la par del escritorio de él. Me dice que soy muy linda, la mejor adquisición que tiene en la clase y otras cosas. Le digo, ‘¿cómo piensa usted ayudarme a pasar?”, relata Barboza.
“Bueno, si usted me da un beso yo le ayudo con el trimestre, y si usted y yo tenemos sexo, a cambio yo le paso el año”, cuenta Mónica que le dijo el profesor.
La joven relata que inmediatamente Gómez se le abalanzó para darle un beso, pero pudo zafarse y salir corriendo del aula.
Mónica cuenta que inmediatamente le entregó la grabación al director Armando Chacón y a la orientadora. “Don Armando le dijo a mi mamá que ella era la que tenía que actuar; se lavó las manos. La que representó al colegio fue la orientadora (Lineth Herrera Martínez). Don Armando nunca dio la cara”.
La versión de Mónica la respalda la orientadora Lineth Herrera, que ya no trabaja en ese colegio. “Ella llegó a mi oficina y me dijo que el profesor trató de besarla. Yo recuerdo haber escuchado la grabación, tomé el acta y la pasé a dirección”, afirmó Herrera.
El careo
Mónica relata que fue citada en unas oficinas del MEP en el edificio de Plaza Rofas entre 2010 y 2011, en el centro de San José.
A la entrada solo la dejaron pasar a ella, mientras que a su madre y a la orientadora se les obligó a permanecer afuera. Mónica entró a una oficina pequeña en donde apenas cabían cuatro personas. Afirma que la sentaron viendo a una pared para que contara su caso.
No contaba con que detrás suyo sentaron al profesor Gómez y a su abogada, junto a una funcionaria del MEP que se atribuyó la representación de Mónica.
“A él lo sentaron detrás mío para él escuchar lo que yo decía. Hasta ahora sé que nada de eso se puede hacer. Yo pedía que dejaran entrar a mi mamá y que era menor de edad, pero no me hicieron caso”, dijo.
“El caso se trató tan de mala manera que me hicieron un careo con él, su abogada, y yo ni tenía abogado. Mi supuesta representante legal era una señora que yo ni sabía qué puesto tenía, solo estaba tomando nota de la denuncia”, agregó.
El ministro de Educación para esa época era Leonardo Garnier, pero afirma que no conocía el caso de Mónica.
“La norma que siempre existía es que no se podía enfrentar a la víctima con el acusado, mucho menos en caso de estudiantes. Hay un tema de victimización de por medio. Se tiene que proteger a la víctima”, dijo Garnier.
A criterio de Herrera Martínez, la audiencia programada en el edificio del MEP colocó a Mónica en una “situación de intervención”.
“Recuerdo que él le enviaba mensajes a Mónica donde le decía que le lucía andar enagua, que se veía muy bien con el abrigo”, dijo Herrera Martínez, quien calificó de “absurda” la decisión de desestimar la denuncia.
Tanto Mónica como la orientadora recuerdan que en el colegio se le recomendó tomar distancia del profesor, porque -según dijeron ellos- no se podía hacer nada más.
Al no soportar la situación, Mónica se vio obligada a dejar el colegio y un año después cambió a la modalidad de bachillerato por madurez.
Cynthia Marín, mamá de Mónica, señala al director del colegio por la manera en que manejó el caso.
“Nunca más nos volvieron a citar. Yo no hablé más con el director. Lo que a mí me dejó ver es que él no quería meterse. Si él es el superior del profesor, ¿por qué él no puso la denuncia? Él se lavó las manos y expuso a mi hija. Él puso en entredicho la palabra de mi hija. Cuando mi hija le cuenta lo que está pasando, él tiene que creerle. ¿Cómo se le ocurre decirle a mi hija que vaya con un teléfono, y una grabadora para ver qué le dice?”, se quejó Marín.
Sobre este asunto, UNIVERSIDAD entrevistó al profesor Juan José Gómez, quien negó haber hecho ofrecimientos sexuales a cambio de aprobar a estudiantes.
El docente afirma que hablará con un abogado para asesorarse a futuro, pero adelantó que “hay algunas cosas que son ciertas, y otras que no”, sin ofrecer mayor detalle sobre cada señalamiento.
