Lidia González, planificadora Económico-Social del Área de Coordinación de Sistema Estadístico Nacional, del INEC, se refirió a la importancia de que el país tenga una Cuenta Satélite del Trabajo Doméstico No Remunerado y los posibles usos de esta.
¿Por qué es importante llevar la cuenta del Trabajo Doméstico No Remunerado?
—Es importante calcularla para visibilizar el aporte del trabajo doméstico no remunerado a la economía y dimensionar en términos monetarios la magnitud de esta contribución, la cual es mayoritariamente realizada por mujeres.
Desde la perspectiva del género, permite reivindicar el valor del trabajo doméstico no remunerado como un factor fundamental de reproducción del sistema económico. [La economista feminista] Cristina Carrasco señala que los enfoques para el estudio y la comprensión de las relaciones en la sociedad que se basan exclusivamente en la producción mercantil “ocultan una gran parte de los procesos de reproducción humana, sin la cual el mercado no podría subsistir”.
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El cálculo de esta cuenta también permite una mejor comprensión de las dinámicas económicas que se establecen entre la esfera del mercado y la del trabajo doméstico no remunerado como aspectos fundamentales que contribuyen al desarrollo de la economía y, por consecuencia, de la sociedad.
Este trabajo no solo ha estado invisibilizado, sino -más significativo aún- se le ha restado importancia a lo que aporta al desarrollo económico. Como consecuencia, no se reconoce la contribución de las mujeres al sostenimiento del sistema económico a través de un trabajo al que no se le da un valor económico ni se retribuye monetariamente.
¿Cómo puede esta información materializarse en beneficios para las mujeres, que son quienes realizan mayoritariamente ese trabajo?
—Esta información es muy importante para sustentar la definición de políticas públicas que permitan el reconocimiento justo del aporte de las mujeres a la economía mediante programas sociales que les aseguren condiciones sociales y económicas adecuadas para tener una vida digna.
Le corresponderá a las instituciones que tengan la rectoría en los distintos sectores impulsar programas como el de redes de cuido para personas menores de edad y personas adultas mayores, condiciones laborales acordes con las responsabilidades diferenciadas que en los hechos existen entre mujeres y hombres en el trabajo doméstico, corresponsabilidad en el cuido, servicios de salud, vivienda, seguro social y otros para mujeres que se han dedicado al trabajo doméstico no remunerado a lo largo de sus vidas y no tienen ingresos propios y, por lo consiguiente, hoy por hoy dependen de los ingresos de sus parejas, hijos e hijas u otros parientes.
