País Al menos tres centros educativos funcionan al amparo de G3:16

Estudiantes de escuelas ligadas a iglesia viven calvario para continuar estudios en el país

MEP suspendió acreditaciones cuando descubrió que jóvenes nunca habían salido de Costa Rica, aunque decían haber estudiado en Estados Unidos.
  • MEP suspendió acreditaciones cuando descubrió que jóvenes nunca habían salido de Costa Rica, aunque decían haber estudiado en Estados Unidos.

Alrededor de 70 niños y jóvenes reciben clases en escuelas guiadas por pastores de la iglesia Generación 3:16, las cuales funcionan ilegalmente y emiten títulos sin ninguna validez en nuestro país.

Como los programas de estudio no están avalados por el Consejo Superior de Educación, las escuelas no cuentan con ninguna supervisión por parte del Ministerio de Educación Pública (MEP), ni ninguna entidad estatal.

Al salir con un título no reconocido, los egresados de estos centros deben empezar de cero con el sistema de educación abierta del MEP para luego entrar a la universidad.

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“Cada falta era un demérito azul y eso implicaba que uno en la casa los tenía que disciplinar a punta de paleta y era paleta dura. Soy consciente que a mí me tocó disciplinar a mi hija y por eso le he pedido perdón muchas veces”.

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Como consecuencia, hoy algunos jóvenes de 19 y 20 años apenas están cursando noveno, otros entraron a la universidad pero deben el título, mientras que otros han tenido que migrar a Estados Unidos donde el título sí es válido.

Entre el 2007 y el 2012, el MEP acreditó títulos bajo la premisa de que los muchachos habían estudiado en Estados Unidos. Sin embargo, ese año el MEP descubrió que no era así, pues algunos muchachos ni siquiera habían salido del país y no tenían pasaporte, entonces se suspendieron las acreditaciones.

Leonardo Garnier, quien era ministro de Educación en aquel momento, dijo que cuando se descubrió que los muchachos no estudiaban en Estados Unidos, él les advirtió que lo que estaban haciendo era “completamente ilegal”.

En criterio de Garnier, como la Constitución Política declara la educación gratuita y obligatoria y además crea el Consejo Superior de Educación, como ente encargado de definir la política educativa y los programas educativos oficiales, un centro educativo que no esté regido por esa norma es ilegal, “literalmente el colegio y los padres de familia están violentando la Constitución y la ley del Consejo Superior”.

La iglesia, liderada hasta hace poco por el pastor Carlos Chavarría, cuenta con al menos tres centros educativos a los que acuden estudiantes de primaria y secundaria.

El pastor fue expulsado de la organización religiosa a finales de junio, y este martes se le dictaron dos meses de prisión preventiva debido a las denuncias de supuesto abuso sexual en contra de siete mujeres.

La principal responsable de las escuelas es Carolina Malavassi, quien fue mano derecha de Chavarría en el tema educativo. Este lunes Malavassi declinó dar declaraciones sobre el asunto, según dijo, por consejo legal. Añadió que se había puesto a las órdenes del Ministerio Público y remitió con su abogada.

Aunque Chavarría y Malavassi hicieron múltiples gestiones para acreditar las escuelas, el MEP les advirtió que la única forma era adaptar los planes de estudio a la normativa nacional, lo cual nunca ocurrió.

Las escuelas funcionan bajo el modelo estadounidense llamado Accelerated Christian Education (ACE), el cual se basa en una interpretación literal de la Biblia y enseña otras materias académicas, pero con un enfoque evangélico conservador.

Los padres, por ejemplo, deben pasar un curso sobre conocimiento bíblico para poder matricular a los hijos en las escuelas. Mientras, los estudiantes deben combinar el aprendizaje académico con el estudio de la Biblia. Diariamente, se les obliga a memorizar versículos bíblicos.

Los centros son supervisados por el Lighthouse Christian Academy, uno de los entes fiscalizadores de la educación no tradicional en los Estados Unidos. Al finalizar el plan de estudios, los jóvenes hacen exámenes para obtener un título que es emitido en Estados Unidos y avalado en ese y otros países, pero no en Costa Rica.

Carreras truncadas

A partir de la decisión del MEP de no acreditar los títulos, los padres de familia y estudiantes empezaron un doloroso camino en busca de alternativas. Algunos papás se salieron de la iglesia y culparon al pastor y a los encargados de las escuelas porque les habían hecho creer que la acreditación sería una realidad.

Este es el caso de Sylvia Alpízar, quien tenía a sus dos hijos en la escuela Abba. Según narró, cuando su hijo mayor terminó los estudios y no pudo entrar a ninguna universidad aquí, se sintió estafada.

Según cuenta, recogió toda la documentación y pruebas necesarias para llevar adelante la gestión judicial. Al final, los otros papás la dejaron sola y como el costo del abogado era tan oneroso, no pudo continuar.

“Nadie me dio pelota porque todos le tienen miedo a Carlos Chavarría”, contó Alpízar, quien estuvo ligada a G3:16 12 años y salió hace seis años.

Su hijo Rafael, cuenta que su sueño era estudiar medicina en la Universidad de Costa Rica, pero fue imposible y debió a buscar oportunidades fuera del país.

Por fortuna, Rafael y su hermano menor lograron obtener becas para cursar carreras universitarias en Estados Unidos.

No obstante, no todas las familias cuentan con recursos para financiar los estudios fuera del país, pues aunque obtengan un abeca siempre requieren una inversión.

En una entrevista concedida a UNIVERSIDAD en mayo, Chavarría resaltó la labor de las escuelas. Dijo que los muchachos salían tan bien preparados que tenían las puertas abiertas en muchas universidades del mundo. Añadió que tenía un convenio con la Liberty University de Virginia, para que todos los graduados fueran becados.

No obstante, según narraron padres de familia a este medio, el problema no se limita a la falta de títulos acreditados. Algunos papás entraron en conflicto con las escuelas porque no contaban con los recursos para pagar las mensualidades y los pastores les recomendaban no enviar los muchachos a otras escuelas públicas o privadas.

Según informó un papá, al 2016 eran $330 al mes por estudiante; aunque Malavassi no quiso revelar el costo.

Eso provocó que algunos papás dejaran a sus hijos durante años en las casas sin enviarlos a ningún centro educativo. “Sé de una señora que no mandó a estudiar a sus tres hijos y ahora ya grandes le reclaman porque nadie les da trabajo”, contó un exmiembro de la iglesia. Otra exfeligresa comentó que ella buscó alternativas, pero no tuvo respaldo.

“Como había papás que no podían pagar la escuela yo le propuse al pastor Chavarría que hiciéramos un fondo para darle becas a esos estudiantes más pobres. El pastor me contestó enojado que no somos un centro de beneficencia y que si un papá no tenía  cómo pagar la escuela era su problema”, contó la mujer de apellido Chavarría.

El pastor Carlos Chavarría fue el fundador y líder de la iglesia Generación 3:16 en Costa Rica. Actualmente está detenido como sospechoso de abusos sexuales. En la foto aparece el pastor de la organización en México, Juan Manuel de León.

 

Expulsaron a mi hija por un “error” del papá

Los testimonios de los padres de familia también dan cuenta de que el paso por las escuelas fue un trago amargo para algunos alumnos y padres de familia.

Este es el caso de la Alejandra Sánchez, quien tuvo a su hija en una de las escuelas en el 2003 hasta que la expulsaron por un supuesto error cometido por el papá cuando la niña cursaba el cuarto grado de la escuela.

“No sé cómo serán ahora, pero en ese entonces por todo los reportaban. Los chiquitos no podían hablar, no podían volverse a ver, no podían tomarse el fresco hasta después de haber comido, hablar cuando no era permitido… Era peor que una escuela militar”, detalló.

“Cada falta era un demérito azul y eso implicaba que uno en la casa los tenía que disciplinar a punta de paleta y era paleta dura. Soy consciente que a mí me tocó disciplinar a mi hija y por eso le he pedido perdón muchas veces. Lo hacía pero era contra mi propia voluntad”, añadió Sánchez.

Sin embargo, lo que más dolor le causó a su familia fue que la expulsaran. “Yo estaba divorciada. El papá de mi hija empezó a salir con una muchacha que no era de la iglesia y la dejó embarazada. Por esa falta, él fue expulsado de la iglesia por un acto de inmoralidad”. Carlos Chavarría no se quedó ahí y expulsó a mi hija de la escuela aduciendo que ella iba a ser un mal ejemplo para los demás compañeros. No tiene idea de cuánto lloró”, narró Sánchez.

Añadió que si bien ni la niña, ni la familia estaban felices con la escuela, la decisión del pastor provocó tristeza, culpa, vergüenza e incertidumbre en la niña.

La madre contó que para salir de la crisis emocional en que había caído su hija la familia se involucró con el deporte del tenis. Esta disciplina deportiva terminó luego llevándola hasta una prestigiosa universidad en Estados Unidos, donde obtuvo becas de estudio.

No corrieron la misma suerte muchos de los niños que siguieron en la escuela.

“De la generación que estuvo con mi hija hay chicos drogadictos, alcohólicos, unos se entregaron a la glotonería, otros están enojados con Dios y algunos han sufrido el desprecio porque su forma de ser no les permite tener relaciones de amistad debido a la formación que tuvieron”, aseveró Sánchez, quien se retiró definitivamente de la iglesia en el 2016.

“¿Dónde y cómo funcionan las escuelas?”

Dos de estos centros llamados Abba Christian School operan en Pavas y en La Uruca. Ambos estaban amparados al pastor Carlos Manuel Chavarría Fonseca, quien hasta hace poco presidía la sociedad bajo la cual operaban y era el dueño de las acciones. Carolina Malavassi, quien fue su mano derecha en el asunto educativo y en la política, los administraba.

En Tres Ríos también funciona la escuela Bethany Christian Academy, dirigida por otro pastor de G3:16. Al parecer bajo ese mismo nombre hay otro centro en Cartago. Se llamó al número de contacto que aparece, pero nadie contestó.

Las escuelas están normalmente en casas que son alquiladas a algún miembro de la iglesia. No tienen ningún tipo de rotulación; es decir, nadie sabe que en esas casas hay niños recibiendo educación.

En el aula conviven desde pequeños de preescolar hasta adolescentes que están finalizando la secundaria. No obstante, cada alumno trabaja en absoluto silencio en cubículos separados. Cada estudiante se pone sus propias metas de estudio y decide qué materia atiende cada día.

Esto le permitió a algunos estudiantes desarrollar herramientas en materia de planificación, disciplina y responsabilidad.

La mayor parte del personal que labora en las escuelas no son profesionales docentes. Son tutoras que se limitan a revisar los ejercicios y exámenes con base en los libros de estudio y verificar el rendimiento de los alumnos.

En cada lado del cubículo los estudiantes tienen banderitas. Una de Costa Rica y otra de Estados Unidos. Si tienen una duda en español levantan la bandera de Costa Rica y si la duda es en inglés, levantan la de Estados Unidos. Esto permite mantener silencio y orden en las clases.

Las escuelas cuentan con un sistema de méritos para promover el logro de metas y también deméritos donde se señalan las faltas de los menores.

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